En una noche negra, Boca Juniors fue goleado por el Santos 3-0 y quedó al margen del principal certamen continental, que tendrá final brasileña.
Boca dejó una pobre imagen en suelo paulista donde fue goleado por Santos por 3-0, resultado que lo dejó al margen de la final de la Copa Libertadores. A diferencia de lo que ocurrió en la noche del martes, en la que River se fue con la frente bien alta pese a ser eliminado por Palmeiras, el equipo que orienta Miguel Ángel Russo dejó una pálida impresión. No jugó a nada, no tuvo ideas para atacar, defendió mal en todas sus líneas y fue claramente superado por su rival de inicio a fin.
Con dos mediocampistas centrales que fallaron en la contención y a la hora de dar la primera puntada en los ataques, sin un jugador que genere fútbol del medio hacia adelante y con una defensa que se vio desbordada, en parte por no tener delante a jugadores que hicieran más lento los ataques rivales, Boca fue un equipo fantasma que deambuló por la cancha durante 90 minutos sin saber qué hacer.
Al final, sin ningún tipo de orden, pero con el corazón de sus jugadores, se fue a los empujones hacia el arco de enfrente y estuvo cerca de achicar distancias. pero hubiera sido un premio exagerado para una escuadra que estuvo muy lejos de parecerse a otros planteles xeneizes que alcanzaron la gloria o, al menos, la acariciaron.
Diego Pituca, Yeferson Soteldo y Lucas Braga marcaron los goles del vencedor, que el próximo sábado 30 se enfrentará a Palmeiras en una final paulista, esa que había pronosticado el presidente Jair Bolsonaro. Esta vez, Boca y River se quedaron con las ganas y por segundo año consecutivo habrá un campeón brasileño.
Santos fue más en la primera parte en la que pudo liquidar el pleito, pero ya sea por respeto a su rival o por alguna otra causa desconocida, el equipo paulista se replegó tras abrir el marcador cuando hasta ahí había sido el único protagonista del encuentro. Y le dio vida a Boca, que en esos 45 minutos iniciales hizo casi todo mal, en parte por las fallas de sus jugadores y en parte por el planteo táctico desplegado dentro del campo de juego.
Corrían poco más de 60 segundos de juego, cuando Frank Fabra perdió el balón increíblemente y la jugada terminó con Marinho sacando un remate por el flanco derecho que se estrelló en el palo opuesto con Esteban Andrada ya vencido. A los 12 el que entró en acción fue Diego Pituca, que recibió muy libre y sacó un remate de fuera del área que se fue apenas alto.
La tercera fue la vencida. El venezolano Yeferson Soteldo recibió sin marca en el flanco izquierdo del área, sacó un remate de derecha que dio en el brazo de Lisandro López y mientras éste intentaba pasar desapercibido y los brasileños reclamaban el claro penal, Pituca tomó la pelota dentro del área ante la pasividad de los defensores xeneizes y con un zurdazo de media vuelta abrió el marcador.
Boca estaba para el cachetazo, pero Santos no lo aprovechó. Se replegó y le dio la pelota a su rival, que poco supo hacer con el balón. Sin un armador en el mediocampo, todo quedó limitado a que Diego González lograra filtrar un pase para Carlos Tevez, pero esos envíos llegaron en cuentagotas y Boca casi no generó peligro. Recién a los 31 tuvo una chance cuando Sebastián Villa, tras una buena maniobra del Apache, disparó desde la puerta del área y la pelota se fue cerca. Ocho minutos más tarde, el colombiano exigió al arquero Joao Paulo, pero el suplente de John respondió y mandó la pelota al córner.
Un tiro libre de Marinho que forzó una gran salvada de Andrada le puso punto final a un primer tiempo en el que Boca estuvo prácticamente ausente, sin ideas, sin profundidad y sin dejar una imagen sólida en defensa.
Seguramente, en el vestuario, Cuca se dio cuenta que tenía enfrente a un equipo vulnerable y en el complemento salió a presionar bien arriba y a liquidar el partido. Del otro lado, Russo hizo un par de cambios inentendibles. Es cierto que Boca necesitaba parches por todos lados, pero era más necesario poner a alguien que tuviera la pelota en el medio que hacer ingresar a Capaldo y a Buffarini.
Esas variantes no modificaron nada. La pelota volvió a ser patrimonio del Santos y el equipo brasileño esta vez no perdonó: lo liquidó en dos buenas acciones. Sobre los 3, Yeferson Soteldo volvió a recibir solo por izquierda, le amagó a Lisandro López que no atinó a hacer nada y su remate se coló junto al primer palo de Andrada. Y dos minutos más tarde, una gran acción de Marinho por derecha terminó con un centro atrás que Lucas Braga no tuvo más que empujar a la red.
Para colmo de males, Frank Fabra, que tuvo una serie para el olvido, se fue expulsado a los 10 por una fuerte falta a Marinho, a quien no pudo contener durante toda la noche. Golpeado, Boca intentó, pero a los ponchazos, sin ningún tipo de idea futbolística, y tuvo alguna chance para achicar. Pero terminó perdiendo sin excusas y dejando una imagen muy pobre, como para que dirigentes, cuerpo técnico y futbolistas hagan un replanteo importante, más allá del resultado de la final de la Copa Diego Armando Maradona ante Banfield del próximo domingo.
Santos, en cambio, se vio fortalecido de cara a la final del domingo 30 en Río de Janeiro. Habrá final brasileña, Bolsonaro está feliz.
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