El delantero la empujó por el segundo palo en una pelota parada y metió a Boca en la final de la Copa Argentina. Argentinos protestó un gol anulado por offside.
Por un palo que lo salvó, por un mano a mano que atajó Agustín Rossi, porque Luis Vázquez estaba en el lugar correcto y por algún otro detalle, Boca dio un gran paso a su ilusión de clasificar a la próxima Libertadores y avanzó a la final de la Copa Argentina luego de derrotar a Argentinos Juniors 1-0 en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza.
La mínima ventaja le alcanzó al equipo de Sebastián Battaglia para meterse en la definición del torneo e ir por el título frente al ganador de la otra llave de semifinales que disputarán Talleres de Córdoba y Godoy Cruz el próximo viernes 12 de noviembre.
Después de un primer tiempo opaco y de comenzar el complemento con suspenso, por un remate de Gabriel Carabajal que pegó el poste, el Xeneize se puso en ventaja a los 56 minutos del partido a través de una pelota parada.
Sebastián Villa, uno de los puntos más altos del elenco boquense, se hizo cargo del tiro libre desde el carril derecho del ataque y envió un centro con veneno que Gabriel Ávalos peinó en la altura del punto penal y Luis Vázquez, a puro olfato goleador, se encontró por atrás de todos para tocarla con su botín derecho y mandar al elenco de La Paternal a sacar del medio.
No le fue sencillo el trámite a Boca y sufrió más que nada durante el primer tramo del encuentro. Los protagonistas no asumían riesgos, el Bicho no dejaba que el Xeneize se plante en el medio campo y los de Battaglia no podían elaborar.
Argentinos de a poco fue creciendo desde el juego y a los 20 minutos tuvo la primera ocasión de peligro: después de un toqueteo en tres cuartos de campo, Gabriel Florentín se animó desde afuera y el cuero se fue sacándole chispas al palo derecho de Agustín Rossi.
Pero las emociones, la fricción, las quejas y el ida y vuelta surgieron todos en el complemento, que amaneció con un desperdicio de Carabajal después de robarle la pelota a Cristian Medina en la salida. El palo le negó el gol y, al ratito, Boca pegó la única piña que dejó nocaut a la formación de Gabriel Milito.
Vázquez estuvo donde tenía que estar, metió el borde interno de su pie derecho y desacomodó al arquero rival. El banco de Boca explotó, el nueve se desahogó y el equipo respiró tras encontrar la luz en una noche que se presentaba oscura.
Inmediatamente reaccionó Argentinos y Nicolás Reniero perdió una oportunidad inmejorable que él mismo se había fabricado. El ex delantero de San Lorenzo entró a pura gambeta en el área, se deshizo de dos marcadores y, cuando quedó de frente a Rossi, la quiso picar, pero el golero desprendió una mano salvadora que frenó la trayectoria del balón. Se perdió el empate. Y para colmo, en la siguiente jugada convirtió, pero el línea cobró un offside previo de Ávalos que protestó toda La Paternal, aunque la posición adelantada existió.
Boca ganó con poco. Agustín Rossi esta vez fue clave y se encargó de que el resultado se mantenga de la misma manera para que el conjunto de Battaglia se meta en la ansiada final de la Copa Argentina, esa que tiene la llave para destrabar el objetivo de clasificar a la Copa Libertadores 2022.
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