En la Bombonera, Boca jugó en muy buen nivel hasta el gol de Alan Varela, pero luego bajó la intensidad y terminó ganando apenas 1-0. Clasificó primero.
A Boca le cuesta todo, en gran parte por culpa propia, por la inseguridad de sus futbolistas y su entrenador. Venía haciendo un gran partido frente al Deportivo Cali y coronaba esa gran actuación con un lindo gol de Alan Varela frente a un rival que estaba rendido a sus pies.
Sin embargo, después de la apertura del marcador, como ha sucedido a lo largo de casi todo el año, bajó la intensidad, le permitió a su rival manejar la pelota y terminó sufriendo. No demasiado, porque el elenco colombiano es muy limitado. Pero era un partido para golear y lo terminó ganando apenas 1-0.
No es que Agustín Rossi haya pasado grandes sobresaltos, pero con esa actitud el Xeneize quedó expuesto a una jugada aislada que derrumbe lo hecho hasta la apertura del marcador en La Bombonera. Por suerte, para sus futbolistas e hinchas, ello no ocurrió.
Pero bueno, si el objetivo era clasificar a los octavos de final de la Copa Libertadores, se consiguió, con el plus de haber quedado primero en el grupo, ya que Corinthians apenas igualó como local con Always Ready de Bolivia 1-1 y terminó segundo en la zona.
Un premio impensado tres fechas atrás para un equipo que en la noche del jueves ganó merecidamente, pero parece estar para más y sus jugadores no terminan de convencerse de ello.
Casi todo fue de Boca en los 45 minutos iniciales en los que solo le faltó el gol, lo que no era poco ya que no le quedaba otra alternativa que el triunfo.
El Xeneize dispuso de la pelota, casi con exclusividad, pero le costó llegar al arco defendido por Guillermo De Amores. Tuvo sus chances, como un disparo de Alan Varela que besó el palo y un par de cabezazos en pelotas paradas, uno de Nicolás Figal y otro de Carlos Izquierdoz que se fueron muy cerca. Pero falló al dar la puntada final y se fue al vestuario con el marcador en blanco.
Mereció más, eso sí, ante un rival que empezó a hacer tiempo a los cinco minutos de juego. Tuvo en Exequiel Zeballos a un jugador desequilibrante por izquierda, en Óscar Romero a su conductor y en Alan Varela, a un constante recuperador de pelotas para volver a iniciar los ataques. Le faltó un definidor.
El equipo colombiano hizo poco, pero en la única que llegó exigió a Agustín Rossi con un disparo de John Vázquez que neutralizó el guardavalla.
El inicio de la parte complementaria no marcó diferencias. Boca siguió siendo amo y señor del partido, pero le costaba doblegar la defensa del Cali. Lo pudo hacer a los pocos minutos Pol Fernández, pero cuando estaba mano a mano con el arquero optó por buscar a un marcado Benedetto en vez de patear al arco.
Hasta que a los 9, Varela, que había buscado el arco cuatro veces en la primera parte, tomó un despeje del guardavalla tras un córner y desde fuera del área sacó un sablazo bajo que se le coló abajo a De Amores. Fue el primer gol en Primera del volante, que llegó justo en el momento que su equipo más lo necesitaba.
Después, lo mismo de siempre. Boca bajó la intensidad y le dio vida al equipo colombiano que, pese a sus limitaciones, empezó a buscar el empate y a dejar espacios en el fondo. Pero el Xeneize prefirió hacer pasar el tiempo que aprovechar esos huecos para liquidar el pleito.
Sebastián Battaglia sacó al agotado Zeballos para poner a Cristian Medina y resignó potencia ofensiva. La Bombonera, que había vibrado desde el minuto inicial, se apagó de a poco al igual que el desarrollo. En el ambiente empezó a flotar una sensación de temor a un letal ataque aislado del Cali.
Que por suerte no llegó. El reloj se extinguió y Boca se clasificó con lo justo en un grupo parejo y bastante pobre. Y ahora espera el sorteo de este viernes para conocer su adversario en octavos de final. Sea quien fuere, tendrá que mejorar el equipo de Battaglia si es que quiere levantar la séptima Copa y entrar en la historia.
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