Junto al español Marcel Granollers, el argentino venció a la dupla británica Salisbury-Skupski en una emocionante final. A los 39 años, Zeballos logró su primer título de Grand Slam.
El tenis argentino vivió una jornada para la historia. A los 39 años, el marplatense Horacio Zeballos se consagró campeón de Roland Garros en la modalidad de dobles masculinos, formando pareja con el español Marcel Granollers. En una final dramática y cambiante, la dupla hispano-argentina venció a los británicos Joe Salisbury y Neal Skupski por 6-0, 6-7(5) y 7-5 en poco más de dos horas de juego en la cancha Philippe Chatrier.
Zeballos, que ya había alcanzado tres finales de Grand Slam sin poder coronarse (dos en Wimbledon y una en el US Open), logró su ansiado primer título grande, convirtiéndose en el primer argentino en ganar el dobles masculino en Roland Garros. El logro no solo representa una recompensa a la perseverancia, sino también una reivindicación de su vigencia como uno de los mejores doblistas del mundo.
El arranque del encuentro fue demoledor: Zeballos y Granollers jugaron un primer set perfecto, en el que se impusieron con claridad por 6-0, dejando sin respuestas a sus rivales. Con precisión, agresividad y coordinación, marcaron una diferencia aplastante.
Sin embargo, los británicos reaccionaron en el segundo parcial, que fue parejo de principio a fin. En el tie-break, Salisbury y Skupski se impusieron por 7-5, nivelando el partido e instalando la incertidumbre en el aire parisino.
El tercer set fue una batalla. Cada punto fue peleado como si fuera el último, y la tensión se apoderó de la final. En los momentos más críticos, Granollers mostró nerviosismo, pero allí apareció Zeballos, que mantuvo la calma, sostuvo a su compañero y se erigió en figura. Cuando todo parecía encaminarse a otro tie-break, apareció una oportunidad de quiebre, que la dupla aprovechó para cerrar el set 7-5 y desatar una celebración emotiva.
Un título que es alivio, desahogo y consagración
El abrazo entre Zeballos y Granollers dijo más que mil palabras. Lloraron, rieron y se fundieron en un festejo que fue también un desahogo. “Hemos jugado con el corazón. Al final no queda otra. Hay que dejar la vida”, dijo Zeballos, visiblemente emocionado. “Hoy peso nueve kilos menos”, ironizó Granollers. “Llevamos muchos años buscándolo. Las finales pérdidas fueron momentos muy difíciles”.
Zeballos compartió que durante la semana pidió consejos a figuras como John McEnroe, Tim Henman y Carlos Alcaraz, quien le dijo: “Salid a por ello, no os quedéis con nada”. El marplatense incluso dejó una perla en plena conferencia de prensa al hablar de un punto espectacular que ejecutó alrededor de la red, justo frente a la placa conmemorativa de Rafael Nadal: “Rafa me inspiró”, bromeó.
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