El cubano Yordenis Ugás derrotó por puntos al legendario Manny Pacquiao, quien es, además senador de Filipinas.
El cubano Yordenis Ugás derrotó por decisión unánime al legendario púgil filipino Manny Pacquiao que, con 42 años, pudo haber disputado la última pelea de su brillante carrera profesional.
Ugás, de 35 años y medalla de bronce olímpico, que retuvo el título de campeón del peso welter, versión Asociación Mundial de Boxeo(AMB), tras recibir las puntuaciones de 116-112, 116-112 y 115-113 de los tres jueces, dijo que el resultado había sido fruto del trabajo excepcional que realizaron en apenas 11 días desde que conocieron que iban a enfrentarse a Paquiao.
«Solo tuvimos dos semanas de entrenamiento», declaró Ugás al concluir la pelea. «Pero escuché a mi esquina y todo salió bien porque en todo momento supe lo que tenía que hacer en el cuadrilátero».
La estrategia de Ugás fue una muestra de la escuela cubana que tantos éxitos dio al boxeo de la isla antillana en los Juegos Olímpicos.
Un doble golpe en la cabeza con el directo de izquierda seguido de un derechazo al cuerpo destrozó la guardia de Pacquiao.
Mientras que la defensa de Ugás, con la guardia alta, interceptó los tiros entrantes de Pacquiao antes de que un derechazo potente le hiciera retroceder de manera permanente.
Finalmente, los golpes le provocaron a Pacquiao un corte sobre el ojo izquierdo en el último asalto, y con esa herida se confirmó que todo estaba perdido para el excampeón en ocho categorías diferentes.
«Sabíamos que teníamos que imponer nuestro ritmo de pelea y no dejar que Pacquiao nos rompiese con sus golpes permanentes al cuerpo y a la cabeza», explicó Ugás. «Mi preparación física fue excelente y de ahí, que en ningún momento dejé de moverme por todo el cuadrilátero».
El propio Pacquiao admitió la superioridad de Ugás al no haber tenido la capacidad de hacer los ajustes correspondientes a medida que transcurría la pelea.
Ahora, lejos de su mejor momento y con una posible carrera presidencial para la que prepararse, esto podría ser el final de Pacquiao.
Cuando se le preguntó a Pacquiao si esta era su última pelea, dijo: «No lo sé. Necesito relajarme y tomar una decisión».
«Eso es boxeo», comentó el excampeón del mundo. «Me costó mucho hacer ajustes en el cuadrilátero. Mis piernas estaban tensas. Lamento haber perdido esta noche, pero hice lo mejor que pude».
Pacquiao, senador en Filipinas, dijo que anunciará en septiembre su decisión antes de las elecciones presidenciales de mayo contra el actual mandatario Rodrigo Duterte.
Ya sea que gane o pierda o alguna vez vuelva a pelear, Pacquiao todavía es dueño del respeto tanto de sus compatriotas como de todo el mundo deportivo.
Entró en el ring una vez más, sonriendo con la melodía de «Eye of the Tiger», y comenzó fuerte, llevando a los 17.438 aficionados que asistieron a la pelea a corear «Man-ny, Man-ny» mientras las ráfagas de golpes empujaban a Ugás a las cuerdas en el primer asalto.
Pacquiao no encontraría otro momento tal perfecto como ese en la pelea y tal vez puede que nunca vuelva a tener la oportunidad de vivirlo.
Por su parte, Ugás, que dejó su marca en 27-4, 12 triunfos por nocaut, dijo sentirse muy emocionado y feliz por lo conseguido, su cuarto triunfo consecutivo desde que perdió por decisión dividida ante el estadounidense Shawn Porter, en 2019.
«Pero, sobre todo, quiero agradecer a Manny Pacquiao por darme este momento en este cuadrilátero», declaró Ugás. «Ahora el plan es unificar el título en peso welter. Errol Spence es el siguiente en la lista. Estoy rezando para que se recupere», aseguró.
Programado para pelear en el combate co-estelar, Ugas entró como reemplazo después de que Spence, Jr. se viera obligado a retirarse debido a una lesión en un ojo.
Mientras que Pacquiao (62-8-2, con 39 fueras de combate), de 42 años, estaba peleando por primera vez desde julio del 2019, cuando consiguió la victoria por decisión dividida sobre el estadounidense Keith Thurman.
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