Con un golazo de chilena de Hauche a los ocho minutos, Racing superó por 1 a 0 a Independiente en el Cilindro. Jugó mejor y supo aguantar. Copetti erró un penal.
El Clásico de Avellaneda se volvió a pintar de celeste y blanco. Racing superó por 1 a 0 a Independiente este domingo en el Cilindro por la séptima fecha de la Liga Profesional con un golazo ¡de chilena! de Gabriel Hauche, quien es un Demonio para Independiente.
Con esta pirueta sorpresiva tras un desvío de cabeza de Sigali luego del córner de Vecchio, Gaby llegó a ocho goles contra el Rojo. Sí, ocho, lo tiene de hijo… Le hizo cinco con la Academia (de los otro cuatro, dos fueron oficiales en 2011, dos en 2012 y 2014 en amistosos y el restante en el último Derby, a principio de este año) y dos con la de Argentinos Juniors (un doblete en 2019 en la Copa de la Liga Profesional).
Es el Demonio de Racing. ¿De dónde surgió ese apodo? El propio Hauche lo explicó tiempo atrás con Clarín: «Me dieron ese apodo en una radio del Ascenso, creo que fue el Ruso Ramenzoni. Si hoy corro, imagínate cuando era un pibe. Corría por demás, al pedo, y era como el Demonio de Tasmania. En Racing, a pesar de eso, me adoptaron con ese sobrenombre, pero no me siento identificado. A mí me dicen Gaby o Enano. Yo puedo ir por la calle y si alguno me dice Demonio, difícilmente me haga cargo, no lo asocio conmigo».
La hermosa chilena de Hauche le dio justicia al resultado del partido. Ya que Racing, sin ser el equipo de siempre, con mucho dominio del balón y del partido, con triangulaciones, fue mejor que Independiente. De hecho, en el primer tiempo, antes de la chilena, ya lo había tenido el gol Chancalay: metió un lindo cabezazo al primer tiempo tras un tiro libre de Vecchio, que fue tapado por Sebastián Sosa, quien también se quedó con un buen disparo de Hauche. Y a los 20 minutos pudo estirar el marcador: Enzo Copetti desperdició un penal, al estrellar el balón contra el palo.
El Rojo tuvo algunas buenas aproximaciones, pero no quedaron en más que eso, aproximaciones. Chila Gómez no fue exigido. Solo se quedó con algún débil remate desde afuera del área, como uno de Gabriel Hachen. Atacó con poca gente, hasta el final, cuando se acordó que estaba perdiendo el clásico. Allí fue, pero con más ganas que ideas, que no alcanzaron para cambiar el resultado. Otro mérito de Racing: también supo resistir y sufrir.
Damián Batallini, para quién era una buena oportunidad de lucirse, se calentó, recibió la amarilla y Eduardo Domínguez lo terminó sacando en el primer tiempo para no correr el riesgo de que lo expulsen. El volante pateó una botellita de agua y revoleó la camiseta de Independiente en el banco de suplentes. Y el Chucky Ferreyra tuvo un partido normalito en su debut. Con esta derrota, el entrenador del Rojo quedó más en la cuerda roja.
Por otro lado, todo lo contrario, es la situación para Fernando Gago, quien después de ser criticado por el resultado de su equipo en los últimos partidos importantes, volvió a ganar un clásico. Ésta vez sus dirigidos no fallaron ante su público.
Independiente se queda en la parte baja de la tabla del torneo, en el puesto 20 sobre 28 con siete puntos y Racing se prende en la lucha: quedó tercero con 13 unidades. La Academia manda hoy en Avellaneda y hace tiempo: ganó cinco de los últimos seis clásicos.
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