Con un gol en contra de Gustavo Canto tras la definición de Federico Girotti, River venció al Taladro 1-0 de visitante y sigue siendo el líder del torneo.
Con el cuchillo entre los dientes, con un equipo alternativo y ante un rival que lo complicó constantemente, River supo administrar la ventaja que sacó durante el periodo inicial en el Florencio Sola y venció a Banfield por la mínima diferencia para mantenerse como único puntero de la Liga Profesional de Fútbol con 33 puntos, cuatro más que Talleres de Córdoba, su escolta.
El recambio que Gallardo debió efectuar en el equipo debido a los convocados para Eliminatorias y a algunas lesiones no incluyó una modificación en la idea de juego. El Millonario fue a defender la punta con determinación, con una clara convicción ofensiva y con su reconocida intensidad para recuperar y manejar los tiempos bajo el dominio del balón.
Con ocho variantes nuevas desde el arranque, solo los laterales repitieron con respecto al partido contra Boca y hoy fue el turno de la vuelta de Javier Pinola, nada menos que como titular y capitán. Producto de la lógica falta de ritmo de estos once retocados, los del Muñeco vivieron un segundo tiempo de mucho vértigo, sostenido por la ventaja en el periodo inicial.
La presión que estaba dispuesto a ejercer el visitante se vio desde el arranque, cuando Palavecino recuperó en la mitad de la cancha, luego la cedió para Benjamín Rollheiser para que el pibe desenfunde un misil desde afuera del área que Altamirano despejó con la solidez de sus guantes.
River fue más dinámico y peligroso con la pelota. Sus volantes fueron un nexo perfecto y rápido para que el cuero llegue con profundidad a los metros decisivos. Con esa profundidad, llegó al arco contrario con un cabezazo de Zuculini que traspasó toda el área y un remate de media vuelta de gigote que atenazó Altamirano bien posicionado.
Esa supremacía la trasladó al resultado a los 18 minutos; Agustín Palavecino la movió de pie a pie desde media distancia, sacó un disparo de zurda y Altamirano respondió con un rebote largo. Federico Virote, listo como león rugiente para devorar, se adueñó del cuero dentro del área, limpió al arquero con una pisada de salón, definió con un toque y el defensor Canto la terminó de meter en su propio arco.
El Taladro no estableció conexiones ofensivas. Galoppo estaba más preocupado en la marca que en otra cosa. A sus extremos los suprimió una defensa de River ordenada. Enrique Bologna tuvo trabajo recién a la media hora, cuando sacó un guante salvador tras un remate de tiro libre de Agustín Urzi.
Pero para el complemento, el dueño de casa salió a buscar el empate, con el ferviente empuje de su gente. A los ocho, Cuero le ganó en velocidad a Pinola, pisó el área y tiró un centro rasante al medio que Juan Cruz no llegó a conectar con precisión y quedó en manos de Bologna.
River conservó la ventaja. Pero, lo más importante, cuidó la tan preciada punta del campeonato. Se llevó una trabajada y sufrida victoria desde un escenario siempre complicado, ante un rival que lo atosigó y un público que lo incomodó. La racha del Millonario sigue a paso firme y los próximos dos compromisos serán cruciales: San Lorenzo y Talleres.
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