En un partido con muchas polémicas, River venció como visitante a Palmeiras 2-0 pero no le alcanzó para llegar a su tercera final al hilo de la Libertadores.
River dejó todo, pero no le alcanzó. Por Weverton, por los centrales de Palmeiras que rechazaron la gran mayoría de los centros con los que el equipo millonario bombardeó el área todo el segundo tiempo, pero principalmente porque esta vez los fallos dudosos, esos que se definen por cuestiones mínimas, fueron todos en su contra.
Y esa circunstancia terminó de derrumbar al equipo millonario, que ganó 2-0 en Brasil, pero se quedó con las manos vacías tras haber caído 3-0 en Buenos Aires. En un hipotético balance futbolístico de los 180 minutos fue más que su rival, pero la final de la Copa Libertadores en el Maracaná la jugará el elenco paulista.
No puede haber quejas, los jugadores del conjunto de Núñez dejaron todo, el planteo de Marcelo Gallardo fue impecable. Pero esta vez las cosas no se dieron. No faltó coraje, si con un hombre menos terminó metiendo a su rival dentro del área en los 17 minutos finales más los 11 de descuento. Lamentablemente no bastó.
Muy buenos trabajos de Gonzalo Montiel, Ignacio Fernández y Enzo Pérez, más el aporte de Rafael Santos Borré, Fabrizio Angileri, Nicolás de la Cruz… de todos. No alcanzaron, pero la caída en la serie fue digna. En todo caso, lo de la noche del martes fue heroico. La serie se perdió en Buenos Aires.
El primer tiempo no difirió demasiado del jugado siete días atrás en cancha de Independiente. River manejó la pelota frente a un rival que se replegó e intentó salir de contragolpe. La única diferencia fue que River esta vez fue más eficaz y por eso se fue al vestuario en ventaja merecidamente.
Sin descuidarse atrás, River salió a presionar bien arriba y manejó los tiempos del segmento inicial de la mano de Ignacio Fernández y Nicolás de la Cruz, con Enzo Pérez sólido en el centro del terreno y los dos laterales -Montiel y Angileri- abriendo la cancha frente a un adversario que paró mucha gente en defensa y se olvidó de jugar pese a que actuaba de local.
Un disparo de Borré y otro de Paulo Díaz que fueron rechazados por Weverton fueron el anuncio de lo que venía. A los 28 llegó el primero cuando Robert Rojas, tan criticado en la última semana, cabeceó completamente libre un córner ejecutado desde la derecha y puso la pelota cerca del ángulo.
Y a los 43, después de un centro ejecutado desde la derecha por De la Cruz, Borré puso el 2-0 e hizo estallar la ilusión de los hinchas millonarios antes del final del primer tiempo.
Del otro lado, muy poco. Tan sólo un disparo de fuera del área de Ze Rafael que se fue por arriba del travesaño. Franco Armani casi no tuvo trabajo en 45 minutos que fueron de dominio absoluto del elenco de Núñez.
Y en el inicio de la parte complementaria se hizo la luz: corrían 7 minutos cuando Gonzalo Montiel con una volea de derecha puso el 3-0. Era la hazaña, pero no. Esta vez el VAR jugó en contra del conjunto millonario, ya que los encargados del mismo vieron un aparente offside de Borré en la jugada previa y el árbitro Esteban Ostojich anuló la conquista.
River no se apagó. Enseguida sus jugadores volvieron a meterse en partido frente a un rival desconocido, que lo único que atinaba a hacer era defenderse y, por cierto, lo hacía bastante mal. Pero Robert Rojas, que se estaba rehabilitando, se hizo expulsar tontamente y todo se complicó.
Y volvió a aparecer en escena el VAR. Alan Empereur le cruzó la pierna a Matías Suárez que lo había desairado y Ostojich cobró penal. Pero lo llamaron un minuto más tarde de la cabina, y tras observar largamente la jugada en el televisor, el uruguayo decidió cambiar la decisión. En este caso no pareció estar errado el juez: dio la impresión que Suárez se tiró.
River no se entregó pese a las circunstancias. Y estuvo cerca con un cabezazo de Paulo Díaz que sacó con lo justo Weverton, el único que se salvó de la crítica en el elenco brasileño. Sobre la hora lo tuvo Montiel, una de las figuras del equipo de Gallardo, pero su disparo se fue afuera. Quedaban los 9 minutos del tiempo adicionado.
Y hubo centros por doquier al área, y un derechazo de Suárez que se fue muy alto. Y un supuesto penal a Borré que no fue tal, aunque el árbitro decidió dar un offside previo -había sido- para evitar mayores complicaciones.
Perdió River, pero se fue con la cabeza bien en alto. Gallardo soñó con una noche épica y no se le dio por muy poco, pero no tiene nada que reprocharse. Sus jugadores se fueron vacíos de la cancha después de dejar todo. No se dio, pero no puede haber quejas.
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