Esta semana hubo otra reunión en la Secretaría de Comercio Interior: se intentó averiguar por qué hay aumentos de casi tres dígitos en un producto clave para la economía familiar.
No hay producto más representativo de la canasta básica que el aceite de girasol. Difícilmente reemplazable por una opción más económica, hoy está en el centro de la polémica por falta de mercadería a precio subsidiado, remarcaciones y dispersión de precios.
El producto está, además, subsidiado por un fideicomiso que renovó por todo este año. Los exportadores otorgan una compensación para garantizar que el precio interno se “desacople” de las variaciones internacionales.
El acuerdo es que se vuelquen 29 millones de litros al mes a los canales supermercados y mayoristas. Sin embargo, los primeros aseguran que apenas reciben 8 millones de litros al mes y que necesitarían “al menos” 30% más de producto a precio subsidiado.
Los almaceneros aseguran que ni siquiera llegan a ver esas botellas con valor subsidiado. Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires, sostiene que solo en un mes el aceite de girasol de un litro y medio pasó de costar $360 en el mayorista a $899.
Aceite: diferencias de hasta 3 veces entre el supermercado y un comercio de barrio
En una misma cuadra, el mismo producto puede tener diferencias de hasta tres veces entre un supermercado y un comercio de cercanía.
“Pedimos una reunión con la Secretaría de Comercio y le llevamos boletas y fotos de los mayoristas y nos explican que el aceite está subsidiado. A nosotros nos llega a un precio altísimo igual”, señala. De esa manera, se comercializa al público por arriba de los $1000 en algunos almacenes.
Según datos oficiales, la botella de un litro y medio de aceite de girasol aumentó 94,2% en lo que va del año, bastante por encima de la inflación acumulada en ocho meses, que supera el 56%.
Germán Romero, director del Departamento de Estadísticas y Tendencias del Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas de Córdoba, señala que en la primera semana de septiembre vieron una “liberación” del valor del aceite en el canal mayorista, que se duplicó en precio.
“Continúa muy cuotificada la entrega a comercios por parte de los mayoristas (una o dos cajas)”, apunta.
Esta semana hubo otra reunión en la Secretaría de Comercio Interior. Se decidió continuar con el fideicomiso y se monitorearon los precios y las cantidades. Según participantes de la reunión, el foco estuvo puesto en la disparidad entre los Precios Cuidados de los supermercados y los precios que aplican los mayoristas.
De acuerdo con fuentes del sector aceitero, no hay problemas de abastecimiento por un tema de producción, sino por la disparidad de precios que se genera entre el supermercado y los demás canales de venta.
¿El resultado? Que las grandes superficies racionen la venta: persisten las restricciones para llevar más de una o dos unidades por persona o por grupo familiar. Es para evitar que los comercios de cercanía terminen abasteciéndose de productos de Precios Cuidados y revendiendo esos mismos bienes en lugar de recurrir al mayorista, donde muchas veces lo encuentran a un precio incluso más alto.
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