25 noviembre, 2024

Anteojos de sol: cuáles son los recomendados y cómo cuidar la vista en verano

Los rayos UV pueden dañar la superficie ocular si no se toman las precauciones necesarias, sobre todo en esta época del año. Qué aconsejan los oftalmólogos

La radiación ultravioleta del sol ocasiona daño en la piel si la exposición es en horarios no recomendados, muy prolongada y sin la debida protección. Lo mismo ocurre en la superficie ocular, en la que el efecto de la radiación suele traducirse en lagrimeo, ojos rojos, sensación de arenilla y visión borrosa.

Por esa razón, a los cuidados que la mayoría de las personas ya incorporaron a sus rutinas en vacaciones, que incluyen aplicarse el protector solar y renovarlo cada dos horas o luego de pasar mucho tiempo en el agua, usar ropa clara y sombrero, los especialistas en oftalmología recomiendan sumar otros, con el objetivo de cuidar la vista.

Es que, según comenzó a explicar la médica oftalmóloga Betty G. Arteaga (MN 112149 – MP 332301), “los rayos ultravioletas (UVA y UVB) son altamente dañinos para la vista, en tanto otra zona comúnmente olvidada es la piel de los párpados, localización frecuente del cáncer de piel”.

“Es por ello que es importante protegerse, ya que al igual que la piel, los ojos también tienen memoria si fueron expuestos excesivamente a los rayos UV”, enfatizó la especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires.

A su turno, la médica oftalmóloga Irene Copati (MN 113.365) explicó que “los rayos solares pueden producir daño en distintas partes del ojo: opacar el cristalino y generar cataratas, o provocar degeneración macular y maculopatía solar, que suelen ser irreversibles y producen disminución de la visión permanente, o incluso melanoma ocular y tumores en la piel de los párpados”.

La especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral señaló que “hay dos problemas bastante frecuentes”. Por un lado, “el pterigion, un crecimiento de la conjuntiva que va avanzando sobre la córnea y suele ser muy sintomático, al provocar ojo rojo y lagrimeo. Por otro, la pinguécula, que también es un crecimiento de la conjuntiva al lado de la córnea -precisó-. Otro inconveniente es la queratitis provocada por fototraumatismo, es decir una lastimadura de la superficie de la córnea por el reflejo de los rayos solares en la nieve, la arena y el agua o por el uso de lámparas con radiación UV. Es muy dolorosa, y suele presentar visión borrosa, lagrimeo y ojo muy rojo”.

Y tras asegurar que “existen personas con mayor riesgo de sufrir daño ocular debido a la exposición a radiación ultravioleta, como los pacientes operados de cataratas y que tienen una lente intraocular sin filtro UV”, Copati resaltó que “también las personas que pasan mucho tiempo al sol, como los trabajadores rurales y jardineros, o quienes realizan actividad física al aire libre, al igual que las personas con ojos claros y los niños deben extremar los cuidados”.

En ese sentido, la oftalmóloga del Hospital Universitario Austral -al igual que lo hacen sus colegas dermatólogos- sugirió reducir el tiempo de exposición solar, en particular entre las 11 y las 16, cuando los rayos inciden de manera más intensa, “además de nunca mirar directamente al sol”.

También recomendó usar en la cara protector solar con alto FPS, junto con sombreros o viseras que protejan la vista de la radiación.

Coincidieron las especialistas que para protegerse de los efectos de la radiación UVA y UVB es fundamental el uso de anteojos de sol.

En este punto, Arteaga agregó: “Contrariamente a lo que se cree, no es importante el color del lente, sino que tenga la protección adecuada contra los rayos UV. No hay una relación directa entre el tono del cristal y el grado de protección, es decir, no significa que cuanto más oscuro sea el vidrio más nos protegerá de los riesgos del sol. Existen anteojos transparentes que tienen filtros ultravioletas. Por ello es importante comprar los anteojos en ópticas reconocidas, en donde esté garantizado que el lente tiene filtro, o en donde uno pueda averiguar con un profesional si verdaderamente lo tiene. Preferentemente su formato debe ser envolvente cubriendo toda el área de los ojos. Y utilizarlas también en los días nublados”.

Y consultada acerca de si la recomendación incluye también a los niños, la experta señaló: “Los niños suelen pasar más tiempo al aire libre en vacaciones y, por tanto, están más expuestos a sufrir afecciones en sus ojos. Por eso, hay que evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, así como ponerles gorros o sombreros y usar lentes de sol con filtro UV a partir de los cinco o seis años”.

Asimismo, recalcó que “es muy importante proteger a los niños de la radiación UV, ya que está demostrado que más de la mitad del tiempo que una persona pasa expuesta al sol en toda su vida sucede antes de los 16 años”.

Respecto a la manera de contrarrestar los síntomas de lagrimeo, ojo rojo y sensación de arenilla, Copati recalcó la importancia de “no automedicarse y consultar con un médico oftalmólogo ante cualquier duda”. “Muchas veces se usan colirios que terminan siendo contraproducentes o que no solucionan el problema -explicó-. Los colirios con lágrimas, antiinflamatorios o antibióticos deben ser prescritos siempre por un médico oftalmólogo”.

Comprar los lentes en lugares habilitados

En línea con lo planteado por Arteaga, sobre la necesidad de adquirir los anteojos de sol en ópticas y asegurarse que posean filtro solar, desde el Colegio de Ópticos de la provincia de Buenos Aires advirtieron a este medio sobre “los daños que genera el uso de lentes adquiridos fuera de las casas de óptica habilitadas”.

“Durante la temporada de verano, la venta ambulante de anteojos para sol está a la orden del día, sobre todo en zonas turísticas y balnearias -señalaron-. En este sentido es importante remarcar la importancia de proteger nuestros ojos utilizando las gafas adecuadas, no solo por la radiación ultravioleta, sino también por la radiación infrarroja, menos conocida pero también muy nociva para las diferentes estructuras del ojo, como la córnea, el cristalino e incluso la retina”.

Y tras remarcar que “usar anteojos ‘truchos’ es peor que no usar nada”, desde la entidad explicaron la causa: “Cuando nos exponemos al sol, el mecanismo que utiliza naturalmente el ojo para reducir el ingreso de los rayos UV es contraer la pupila, lo que produce un menor deslumbramiento; a su vez, el entrecerrar los ojos funciona también como una barrera para disminuir el ingreso de luz al ojo. Cuando nos colocamos anteojos de sol, eliminamos estos mecanismos, por lo que el párpado se abre y la pupila se dilata. Cuando el lente no tiene filtros para el sol los rayos UV nocivos para la salud ingresan directamente en el ojo”.

“Del mismo modo, los anteojos no homologados producen mayores perjuicios en quienes padecen afecciones visuales previas. Esa es una de las muchas razones por las que es tan importante adquirirlos únicamente en ópticas habilitadas, que cuentan con la atención y el asesoramiento de un profesional matriculado”, concluyeron.