El Gobierno provincial plantea la necesidad de llevar a un plano de urgencia la incorporación de nuevos hábitos que intensifiquen los cuidados, dada la falta de vacunas y principalmente el reinicio del año en las escuelas.
El dibujo que hace la evolución de la pandemia en los monitores del Gobierno permite asegurar en el entorno de Gustavo Valdés que la situación está controlada, pero el horizonte enciende luces rojas en el tablero de manejo de la crisis dada la escasez de vacunas, el inminente reinicio de las clases y la apremiante necesidad de intensificar los cuidados con conciencia social.
Sin picos desde hace al menos dos meses y con una curva instalada en los parámetros manejables, la situación epidemiológica medida en cantidad de casos positivos, letalidad, mortalidad y disponibilidad de recursos le permite al Gobierno asegurar que tiene bajo control al coronavirus en Corrientes.
“Pero no hay ninguna razón para pensar que no habrá segunda ola”, aclaró con firmeza un ministro de diálogo cotidiano con Gustavo Valdés.
La posibilidad de un repunte de contagios similar a los que sufre el mundo y tiene como marca característica la mutación del virus hacia cepas nuevas, está presente en Corrientes como lo está en la Argentina. La única diferencia es el momento en el que podría ocurrir.
Según afirman en el Poder Ejecutivo, si la segunda ola alcanza al país, en Corrientes ese cimbronazo podría repercutir en el transcurso de los meses de abril y mayo.
Se trata de uno de los “cuellos de botella” que observa el Gobierno en el escenario futuro, según las palabras del funcionario que pone como principal razón para que haya un segundo episodio de alta circulación del covid-19 a la falta de vacunas.
Pero no se trata de una situación particular de Corrientes, ni que adquiera ribetes políticos, sino que afecta al mundo.
La Provincia intentó por sus medios alcanzar lotes propios de vacunas en el mercado internacional, pero “cuando los grandotes se sientan en la mesa nos sacan de un empujón”, graficaron en Salta y 25 de mayo.
Así, se está a merced de que la Argentina reciba más dosis y, por consiguiente, que lleguen luego a esta parte del país.
En ese sentido, el gobierno de Valdés no tiene reparos con la distribución que efectúa la administración de Alberto Fernández, por el contrario, la consideran “transparente” y de acuerdo con las proporciones según cantidad de población, como se había planificado a nivel federal.
No obstante, conservan la queja sobre la escasez. Y así ejemplifican: para tener inmunizada a la población de riesgo, es decir, los mayores de 60 años -alrededor de 300.000 personas- Salud Pública deberá vacunar a razón de 5.000 personas por día a lo largo de dos meses aproximadamente.
Esa población objetivo es la que preocupa en el palacio de gobierno. Los registros indican que se muere con Covid el 70 por ciento de las personas mayores de 60 años que requiere cuidados intensivos en internación.
Así lo señalaron en el Ejecutivo, donde aseguran también que el virus es mortal en el 30 por ciento de los casos de menores de 60 años que llegan a terapia intensiva.
Ya que las dosis de Sputnik V disponibles solo alcanzarán para llegar al personal de salud que integra la primera línea de atención de la pandemia, se estima que las remesas que lleguen posteriormente serán en cantidades modestas, que permitan llevar la inmunización a mayores de 70 y con comorbilidades primero.
La conclusión que sacan cerca de Valdés es que el 2021 no será el año de la inmunidad al virus por vacuna, sino de una necesidad más imperiosa y que tiene como herramienta clave la conciencia social. Y se trata de algo más que los cuidados individuales.
A la insistencia con la importancia del uso del barbijo y el lavado de manos tanto como del uso de alcohol, la Provincia pretende agregar con suma urgencia la naturalización de evitar contactos con personas que no forman parte de los entornos familiares o sociales habituales.
Así, por ejemplo, destacaron como medida ejemplificadora la clausura de un bar donde actuó un conjunto chamamecero ante un auditorio que arrojaba imágenes alarmantes y de pre pandemia.
Y en razón del tiempo que se viene, de inicio del ciclo lectivo, más que las aulas preocupan la circulación viral en el transporte de docentes y estudiantes. Lo demás es protocolo y clases presenciales espaciadas cada 15 días según los grupos.
Fuente: El Litoral
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