El país aprovechó problemas climáticos en el hemisferio norte y fue el destino que más pudo hacer crecer sus exportaciones vitivinícolas en lo que va del año, con un alza del 35,7%. También creció el mercado interno.
Los despachos de vinos al mercado interno siguen en alza y marcan un cambio en la tendencia para 2020, pese a la pandemia de coronavirus, ya que, de acuerdo con las estadísticas oficiales, con datos de agosto, se registró un nuevo incremento, motivo de celebración para el sector en el «Día del Vino, Bebida Nacional», que se conmemora cada 24 de noviembre, desde hace 10 años.
Según los análisis cuantitativos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, el acumulado de los primeros ocho meses del año continúa consolidando la tendencia positiva del rubro y ofrece un panorama optimista para festejar los diez años de la fecha que celebra al vino argentino desde 2010, cuando se firmó el Decreto 1800 y luego fue confirmada por la ley Nº 26.870, publicada en el Boletín Oficial el 2 de agosto de 2013.
De esta manera, la Argentina se constituyó en el primer país vitivinícola en conseguir esta declaración, que resalta el valor cultural del vino y su rol en la identidad nacional.
Durante el mes de agosto, los despachos al mercado interno superaron los 85 millones de litros y dejaron en 621 millones de litros el acumulado de los 8 primeros meses del presente año, que significa un crecimiento del 8,2% con respecto a igual periodo de 2019, logrando durante el 2020 revertir la tendencia de los últimos cuatro años en la vitivinicultura argentina.
De acuerdo a las cifras del INV, entre enero y octubre, se exportaron 337,5 millones de litros de vino, es decir, 88,8 millones más con respecto al mismo período de 2019, siendo «tractorizadas» por la venta de vino a granel, que arrojaron un crecimiento de 90,5%, mientras que el vino fraccionado también operó en suba, con una variación positiva de 6,1%.
Y ya el 2019 se había logrado un aumento del 7,3% en volumen de vino exportado, hasta rozar los 272 millones de litros, la mayor cantidad de los últimos 6 años.
El sector fue beneficiado con un esquema de nuevos porcentajes de reintegros a las exportaciones para posiciones arancelarias de vinos y mostos, que tendrá impacto en 690 empresas exportadoras con una inversión pública extra de más de $200 millones.
Sin embargo, la Argentina todavía tiene un enorme potencial en cuanto a sus exportaciones de vino, ya que sigue siendo el país productor menos internacionalizado del hemisferio sur.
Juegan en contra para seguir creciendo en el mundo los altos aranceles que impiden el crecimiento de las exportaciones en mercados clave como la Unión Europea, China, Corea, Japón y México.
Según estadísticas de Wines of Argentina (WOFA), entre los principales productores de vino a nivel mundial, Argentina es el que menos recursos invierte en promoción de sus vinos en el exterior.
Si bien Mendoza explica el 70% de la producción del vino a nivel nacional, cada vez hay más grandes vinos de diferentes terruños, como los producidos en San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta, Jujuy, Río Negro, Córdoba, Tucumán, Neuquén, Buenos Aires y Chubut.
Otro dato a favor es que el Malbec, la cepa insignia por la que se reconoce a los vinos argentinos en el mundo, no fue el único protagonista en cuanto a los reconocimientos internacionales, y la diversidad es algo fundamental para mantener ese posicionamiento.
Prueba de ello es que el crítico estadounidense James Suckling eligió esta semana en su ranking como mejor vino del mundo al «Pinot Noir 32 2018» producido por la bodega Chacra, ubicada en la localidad de Mainqué, provincia de Río Negro.
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