El documento del Dicasterio de la Fe titulado «Dignitas infinita» («Una infinita dignidad») tiene una veintena de páginas y fue aprobado por el papa Francisco.
El Vaticano reafirmó este lunes su oposición a los cambios de sexo, la teoría de género y la maternidad subrogada, así como al aborto y la eutanasia, cuatro meses después de apoyar la bendición de parejas del mismo sexo.
La oficina doctrinal del Vaticano, el Dicasterio de la Fe, publicó la declaración «Dignitas infinita» (Dignidad infinita) tras la feroz oposición conservadora, especialmente en África, a su documento sobre cuestiones LGBT+.
También se dedica una parte a la violencia machista, afirmando que «nunca será lo suficientemente condenada».
No hay indicios de que el nuevo texto, que describe lo que la Iglesia percibe como amenazas a la dignidad humana, se haya preparado como respuesta directa a las disputas sobre las bendiciones a personas del mismo sexo, ya que lleva cinco años elaborándose.
El papa Francisco la aprobó tras pedir que también mencionara «la pobreza, la situación de los inmigrantes, la violencia contra las mujeres, la trata de seres humanos, la guerra y otros temas», comunicó el prefecto del Dicasterio de la Fe, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández.
Maternidad subrogada
La declaración señala que la maternidad subrogada viola la dignidad tanto de la madre subrogada como del niño, y recuerda que Francisco en enero la calificó de «despreciable» e instó a una prohibición mundial.
En cuanto a la gestación subrogada, apunta que el niño se convierte en un mero «objeto» y viola, al mismo tiempo, la dignidad de la propia mujer.
«Con esta práctica, la mujer se desvincula del hijo que crece en ella y se convierte en un mero medio al servicio del beneficio o del deseo arbitrario de otros. Esto se contrapone, totalmente, con la dignidad fundamental de todo ser humano», critica.
Identidad de género
Sobre la identidad de género, la declaración decía que «desear una autodeterminación personal, como prescribe la teoría de género, al margen de esta verdad fundamental de que la vida humana es un don, equivale a una concesión a la vieja tentación de hacerse Dios, entrando en competencia con el verdadero Dios del amor que nos revela el Evangelio».
Por primera vez de forma tan específica, el Vaticano denuncia vehementemente la «teoría del género», que Francisco tacha de «colonización ideológica muy peligrosa».
La teoría de género, a menudo denominada ideología de género por sus detractores, sugiere que el género es más complejo y fluido que las categorías binarias de masculino y femenino, y depende de algo más que de las características sexuales visibles.
«Cualquier intervención de cambio de sexo corre el riesgo, de forma general, de amenazar la dignidad única que una persona recibe en el momento de la concepción», señala el documento.
Reconocía que algunas personas pueden someterse a intervenciones quirúrgicas para resolver «anomalías genitales», pero subrayaba que «un procedimiento médico de este tipo no constituiría un cambio de sexo en el sentido que aquí se pretende».
Al mismo tiempo, el texto también denunciaba como contrario a la dignidad humana el hecho de que «en algunos lugares, no pocas personas son encarceladas, torturadas e incluso privadas del bien de la vida únicamente a causa de su orientación sexual».
Por otra parte, la declaración reitera la condena permanente del Vaticano al aborto, la eutanasia y la pena de muerte, citando a Francisco, a sus predecesores Benedicto XVI y Juan Pablo II y documentos anteriores del Vaticano.
Violencia digital
El documento también se refiere a la violencia digital y lo fácil que es «poner en peligro la buena reputación de cualquier persona con noticias falsas y calumnias».
Así, señala que el ambiente digital «también es un territorio de soledad, manipulación, explotación y violencia, hasta llegar al caso extremo del dark web».
Junto con ello, señala nuevas formas de violencia en redes sociales, como el ciberacoso. «La web también es un canal de difusión de la pornografía y de explotación de las personas para fines sexuales o mediante el juego de azar», avisa.
En ‘Dignitas infinita’ se condena también el «relativismo moral» y se apela a la «pacífica convivencia», citando a Benedicto XVI, para recalcar que es «el origen de la división y negación de la dignidad de los seres humanos».
De esta forma, arremete contra el concepto de una «libertad abstracta, libre de cualquier condicionamiento, contexto o límite».
También mencionó el abuso sexual como una amenaza a la dignidad humana – calificándolo de «generalizado en la sociedad», incluso dentro de la Iglesia Católica -, así como la violencia contra las mujeres, el acoso cibernético y otras formas de abuso en línea.
Homosexualidad, femicidio, aborto y poligamia
Desde su elección en 2013, el papa Francisco insiste en la importancia de una Iglesia abierta a todos, incluso los fieles LGBT+, pero sus esfuerzos encuentran fuerte resistencia.
«Se habla poco de esta violación de los derechos humanos (…) y es doloroso que algunos católicos defiendan esas leyes injustas», lamentó en conferencia de prensa el prefecto del Dicasterio, Víctor Manuel Fernández, allegado al papa y firmante del texto.
También se dedica una parte a la violencia machista, afirmando que «nunca será lo suficientemente condenada».
«En algunos países las desigualdades entre mujeres y varones son muy graves e incluso en los países más desarrollados y democráticos la realidad social concreta atestigua que a menudo no se reconoce a la mujer la misma dignidad que al varón», dice el documento.
El feminicidio, el aborto y la poligamia forman parte de esta violencia, según apunta el Vaticano en la declaración.
«¿Cómo no mencionar la coacción al aborto, que afecta tanto a la madre como al hijo, tan a menudo para satisfacer el egoísmo de los varones? ¿Y cómo no mencionar también la práctica de la poligamia que es contraria a la igual dignidad de mujeres y varones y también es contraria al amor conyugal que es único y exclusivo? Es este horizonte de violencia contra las mujeres, no se condenará nunca de forma suficiente el fenómeno del feminicidio», asegura.
En este sentido, alerta de que la percepción de la gravedad del aborto se fue «debilitando progresivamente en la conciencia de muchos».
«La aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en juego el derecho fundamental a la vida», señala el texto que rechaza el uso de «terminología ambigua», como «interrupción del embarazo».
Sobre el fin de la vida, la Iglesia reitera su firme oposición a la eutanasia y al suicidio asistido, al tiempo que pide cuidados paliativos apropiados, evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o intervención desproporcionada.
«Ayudar al suicida a quitarse la vida es una ofensa objetiva contra la dignidad de la persona que lo pide, aunque con ello se cumpliese su deseo», reflexiona el Vaticano.
Interrogado sobre la doctrina de la Iglesia, que considera siempre los actos homosexuales como «intrínsecamente desordenados», consideró que se «podrían encontrar otras palabras más adaptadas», al mismo tiempo que se consideró favorable a la despenalización de la homosexualidad.
Ante la prensa, monseñor Fernández respondió a los ataques crecientes que lo acusan de traicionar la doctrina católica y dijo que espera que este nuevo texto tenga el mismo éxito que «Fiducia Supplicans», consultado según él 7.000 millones de veces en línea.
Varias asociaciones católicas LGBT en Italia y en el extranjero se mostraron decepcionadas por este nuevo texto, al considerar que afecta a la imagen y a los derechos de las personas transgénero.
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