25 noviembre, 2024

Pronostican un fenómeno de El Niño importante para lo que resta del año

Organismos que estudian el clima aseveran que las condiciones globales apuntan a un par de meses en etapa neutral y para la segunda mitad del 2023 se empezará a sentir el impacto en todo el planeta.

«Vamos a tener un fenómeno de El Niño importante y se va a manifestar de julio en adelante», afirmó el consultor especialista en investigación ecológica y ambiental, Juan José Neiff, al alertar que en el océano Pacífico ecuatorial se registran temperaturas de 1,5 a 2,7 centígrados por encima de la media normal.

Además, aclaró que los otros factores que condicionan el clima global se orientan en ese sentido, de acuerdo a informes difundidos por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos y de los departamentos de investigación climática de la universidad de Columbia.

Las lluvias del 1 de mayo y las anteriores registradas en abril, de acuerdo a lo informado por el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (ICAA), pueden ser un preludio de lo que se viene, ya que el especialista también indicó que por estos días estamos en proceso de crecidas en la cuenca de los ríos Paraná-Paraguay, que se van a fortalecer entre junio y julio, como es habitual y que sacará a la región de los registros históricos de bajante que se dieron en los últimos dos años.

Neiff aclaró que con la llegada incipiente del fenómeno de El Niño «se podrían generar lluvias intensas fuera de los períodos de creciente mencionados».

Afirmó que en los campos correntinos «el suelo ya recuperó la humedad con las precipitaciones de febrero y abril», y que «con lluvias de 60, 80 milímetros hay charcos en los campos por lo que, naturalmente, las pasturas están en recuperadas buena medida», tras el impacto de las sequías e incendios del último verano.

Vaticinó: «De aquí en más, lo que llueva va a empezar a acumularse», para luego recordar las inundaciones históricas que coinciden con las manifestaciones de fenómeno de El Niño.

Asimismo, aclaró que «todavía no hay una alerta roja sobre que se puedan producir inundaciones» y en ese punto, Neiff explicó la diferencia de esta con los anegamientos, los que -según explicó- «se producen por lluvias locales que terminan formando capas de agua sobre el suelo en donde no hay aportes de aguas fluviales».

Agregó que «las inundaciones se producen por la subida de los niveles de los ríos y riachos, provocada por lluvias que ocurren a centenares de kilómetros» y que «las situaciones de anegamiento son poco predecibles».

En ese punto, recordó sucesos extraordinarios, como que en 1983 hubo anegamiento en la localidad formoseña de El Colorado, cuando llovieron 600 milímetros en tres horas y que, en Goya, en abril de 2017, cayeron 120 milímetros en dos horas.

Además, indicó que «la circulación de los vientos en el estrato bajo va a traer aumento de precipitaciones en la Cuenca del Plata».

En cuanto al fenómeno de La Niña, respondió: «Hasta donde sabemos hoy, se terminó. Lo que nosotros tenemos como información es que la cantidad de agua que recibimos en nuestra región depende de la circulación atmosférica del aporte de vapor que viene desde el Pacífico, que es mayor, por esa diferencia de temperatura por encima del promedio que va a seguir siendo más alta».

Ciclos más cortos

Tras hacer el repaso de anegamientos, manifestó que los registros meteorológicos globales muestran un acortamiento de los ciclos entre La Niña y El Niño, que se dan desde los inicios de la década de 1970.

En ese tren didáctico, Neiff recordó que hubo grandes inundaciones registradas en 1905, la otra fue en 1966, y luego hubo sucesos en el ‘82, ‘83, ‘92, ‘95, ‘97, ‘98.

Como puede verse, se acortó la frecuencia entre grandes inundaciones porque en la primera mitad del siglo pasado tenía una cada 50 años y a partir del ‘66 cada diez y así períodos cada vez más cortos.

«El ultimo Niño que tuvimos fue en el 2016 y en la zona nuestra, los impactos del mismo duraron hasta abril de 2017, con valores de precipitaciones que son del orden de 500 a 600 milímetros en cuatro meses», expresó.

Más intenso

«Los pronósticos hablan de un Niño intenso, aunque los estudios previos no pueden definir la duración», expresó para detallar que este año «arrancó con una diferencia de temperatura muy importante en la parte intertropical del Pacífico ecuatorial, hasta febrero, con medio grado menos de temperatura de buenas a primera y en cosa de dos meses estamos en casi 1,5°C y 2,7°C por sobre las temperaturas normales», sintetizó.

Volvió a citar que en los Centros de pronósticos de la Universidad de Columna y la Administración Nacional Oceánica de EEUU tienen un horizonte de tres meses. En base a esos informes, indicó que a partir de la primavera hay un 62% de probabilidad de que El Niño comience a hacer daño, lo que coincide con los informes que se difunden a nivel global.

Fuente: Epoca