24 noviembre, 2024

Brasil: ató a su marido con una soga y lo llevó a vacunarse contra el Covid-19.

La escena fue captada por una otra mujer que se encontraba en el centro de vacunación. «Un hombre amarrado para recibir la vacuna», escribió sorprendida en redes sociales.

Una mujer de Rio Largo, en el estado de Alagoas, en el noreste de Brasil, ató a su marido con una cuerda y lo llevó hasta un centro de vacunación Covid-19. El motivo: el hombre no tenía intenciones de vacunarse contra la enfermedad infecciosa.

La escena fue captada por una otra mujer que se encontraba en el lugar. «Un hombre amarrado para recibir la vacuna», escribió sorprendida luego de compartir el metraje que se viralizó rápidamente en redes sociales, principalmente en Twitter.

A lo largo de los 17 segundos de video, se puede ver al marido de la mujer con el barbijo puesto, atado en una silla de color azul y una cuerda que rodea sus brazos y le impide escaparse. Mientras tanto, su esposa está de pie y sujeta la cuerda entre sus manos.

En los últimos instantes de la escena, ambos miran a un punto que la cámara del celular no es capaza de mostrar. Probablemente, estaban esperando pacientemente a que el sujeto recibiese el turno correspondiente y se diera la primera dosis contra el virus.

La reacción en redes sociales al video viral del esposo atado

A lo largo de internet, el debate estuvo ciertamente dividió entre quienes apoyaban a la mujer y quiénes no. «Me parece absolutamente correcto. No viviría bajo el mismo techo con alguien a quien no le importa la vida», señaló una internauta.

«Él: ‘No voy a ponerme la vacuna’. Ella: ‘¿Qué dices? Ya lo verás'», la acompañó otra quien, luego, añadió: «Debería ser tendencia». Mientras tanto, desde el otro lado de la grieta, se preguntan qué ocurriría los roles de la situación estuvieran invertidos.

«Me gustaría ver vuestros comentarios si fuese al contrario», acusó un usuario de la red social Twitter, a la vez que otro procedió a acotar: «Si fuese a la inversa, seguro que nadie se estaría riendo». Finalmente, hubo quienes defendieron la libertad de decidir.

«No le encuentro la gracia a que unas personas obliguen a otras (a vacunarse)», subrayó un individuo. «Nunca haría eso. Cada uno tiene el derecho de hacer lo que quiera. Estoy a favor de la vacuna, pero no obligo a nadie (a ponérsela)», reclamó otro.