La votación es indirecta. Están en juego 538 delegados al Colegio Electoral. Un escenario posible es que se dividan 269 cada uno. Pasó una sola vez hace más de 200 años.
En un final reñido y con una elección indirecta como la de Estados Unidos, la gran pregunta que se hacen hoy los estadounidenses es que sucederá si Kamala Harris y Donald Trump consiguen el mismo número de delegados en el Colegio Electoral que definirá quién asumirá el poder para los próximos cuatro años.
Los estadounidenses no elegirán este martes 5 de noviembre en forma directa quién será su nuevo presidente o presidenta, sino a un total de 538 “grandes electores” que se reunirán en sus estados el 17 de diciembre para definir el resultado de la elección.
El 6 de enero de 2025, tras el conteo oficial de todos los votos, el Congreso anunciará formalmente el nombre del ganador o ganadora.
Quien obtenga al menos 270 delegados se asegurará el triunfo, pero un escenario posible es que ambos logren 269 electores cada uno, para un total de 538 en disputa. Sería un empate absoluto.
¿Quién define la presidencia en caso de empate?
¿Qué sucederá entonces si ninguno de los candidatos obtiene la mayoría de votos del colegio electoral? Según la Constitución, sería entonces el Congreso el encargado de designar al 47º presidente (o presidenta) de Estados Unidos. La recién elegida Cámara de Representantes elegiría al presidente y el Senado, al vicepresidente.
Hoy los demócratas tienen una escueta mayoría en el Senado y los republicanos dominan la Cámara de Representantes. Este martes se renueva un tercio de la cámara alta y la totalidad de la baja.
Varios escenarios de votación podrían dar lugar a este reparto de los 538 miembros del Colegio Electoral, el órgano que nombra a quien ocupará la Casa Blanca.
Uno de ellos se daría si la candidata demócrata ganara en los estados bisagra de Wisconsin, Michigan y Pensilvania y el republicano en Georgia, Arizona, Nevada, Carolina del Norte y un distrito de Nebraska tradicionalmente progresista.
Algo así nunca ha ocurrido en la historia moderna de Estados Unidos. Hay que remontarse a las elecciones presidenciales de 1800, que enfrentaron a Thomas Jefferson (Partido Republicano-Demócrata) y John Adams (Partido Federalista), para encontrar un empate en número de electores. La Cámara de Representantes fue la encargada de elegir a Jefferson.
Esta compleja situación llevó a la adopción en 1804 de la 12ª enmienda constitucional, que completa el artículo 2 y detalla el procedimiento en caso de ausencia de mayoría en el colegio electoral.
¿Cómo se desarrollaría esta votación en la Cámara de Representantes?
En caso de que la Cámara de Representantes deba decidir quién seré el nuevo presidente o presidenta se reunirá el 6 de enero de 2025. “Todos los estados, independientemente de su población, tienen derecho a votar”, dice el Servicio de Investigación del Congreso.
En otras palabras, la elección no se hace por cada representante, sino por delegación mayoritaria en cada estado: el pequeño Idaho (republicano) tiene un voto con sus dos representantes, al igual que la inmensa California (demócrata) a pesar de sus 52 delegados.
La federación estadounidense consta de 50 estados, por lo que la nueva mayoría a alcanzar sería de 26 votos. Los republicanos serían entonces favoritos para conservar la mayoría que actualmente detentan.
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