El candidato Edmundo González Urrutia se mostró junto a María Corina Machado, ante una multitud que arengaba: «¡Caracas, presente, Edmundo presidente!». La gran incógnita es si, en caso de ser derrotado, el chavismo aceptará dejar el poder.
De cara a los comicios presidenciales del 28 de julio, Venezuela vive uno de los cierres de campaña más polarizados de su historia: durante la jornada de este jueves, simpatizantes del mandatario Nicolás Maduro, por un lado, y de la coalición opositora que encabeza Edmundo González Urrutia por el otro, desbordaron las calles de Caracas. Como es habitual, el oficialismo chavista siguió con la radicalización de su discurso, mientras que González Urrutia cerró su campaña junto a María Corina Machado con la bandera del «cambio» que saque finalmente a Venezuela del régimen chavista. Fue en un acto realizado en el barrio Las Mercedes, ante una multitud que arengaba: «¡Caracas, presente, Edmundo presidente!».
Maduro, en el poder desde 2013, aspira a un tercer mandato de seis años en las elecciones que se disputarán este fin de semana, y las consecuencias de sus gestiones están a la vista, con millones de emigrados y niveles de miseria que hace décadas hubieran resultado inimaginables en una potencia petrolera como Venezuela. En esta ocasión, la oposición se alineó detrás de González Urrutia, que aparece favorito en las encuestas con el apoyo de la líder opositora inhabilitada María Corina Machado.
Claro que para la oposición el comicio presenta varios puntos candentes: primero, ver si el Consejo Nacional Electoral, dominado por el chavismo, mantendrá la transparencia de los resultados. Y segundo, ante una victoria de González Urrutia, si Maduro accedería a dejar el poder o intentará «el baño de sangre» con el que viene amenazando en muchos de sus discursos, o echaría mano al control que mantiene sobre los militares, la Justicia, o incluso a sus «colectivos motorizados», con los que tantas veces atacó a opositores.
González Urrutia y Machado cerraron la campaña en el comercial barrio Las Mercedes, cuya avenida principal quedó colmada de manifestantes reunidos bajo la premisa del «cambio».
«¡Sí se puede, sí se puede!», «¡Caracas, presente, Edmundo presidente!», gritaban los manifestantes que seguían el camión desde el cual saludaban los dirigentes.
«Somos ganadores. Este es el momento del cambio en Venezuela», gritaba un joven simpatizante del postulante opositor.
«La ventaja que tenemos es histórica», aseguró González. «Vamos a ganar (…) y confiamos que nuestra Fuerza Armada haga respetar la voluntad de nuestro pueblo» en las urnas.
Si bien el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, descartó este miércoles que los militares vayan a desempeñarse como un «árbitro» electoral, reina un clima de incertidumbre a raíz de las últimas expresiones del oficialismo al respecto.
«Aunque las elecciones en Venezuela difícilmente serán libres o justas, los venezolanos tienen la mejor oportunidad en más de una década de elegir a su propio gobierno. La comunidad internacional debería respaldarlos», expresó Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch.
Si bien el optimismo de la oposición y el fervor militante aportaron las claves de este cierre de campaña, persisten incógnitas en torno a la transparencia del proceso electoral.
El presidente venezolano acusa a la oposición de planear un boicot y desconocer los resultados para poner en marcha «actos de violencia». De hecho, Maduro ya dijo que las fuerzas armadas, que consideró «leales» al chavismo, podrían alzarse contra un eventual gobierno opositor.
Por lo tanto, los comicios se desarrollan en este contexto de marcada polarización y amenazas explícitas a las instituciones democráticas.
También se conocieron los cuestionamientos de los presidentes de Brasil y Chile, Luiz Inacio Lula da Silva y Gabriel Boric, ante los recientes comentarios de Maduro sobre la posibilidad de un «baño de sangre» en caso de perder la elección.
Estados Unidos advirtió, por su parte, que «cualquier represión política y la violencia es inaceptable», según John Kirby, portavoz de Seguridad Nacional, quien dijo esperar que las votaciones «reflejen la voluntad y las aspiraciones del pueblo».
Washington junto a la Unión Europea y algunos países de América Latina desconocieron la reelección de Maduro en 2018, tras denuncias de fraude de la oposición.
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