El presidente ucraniano visitó a su homólogo estadounidense quien prometió un nuevo paquete de ayuda de 45 mil millones de dólares y un sistema de defensa antiaérea.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se reunió con su homólogo Joe Biden en Washington en lo que fue su primera salida del país desde que inició el conflicto bélico con Rusia en febrero. En el encuentro acordaron un nuevo y multimillonario paquete de asistencia, lo que enardeció a las autoridades rusas.
Este miércoles 21 de diciembre, Estados Unidos ofició de anfitrión de lo que será el encuentro bilateral más importante previo al cierre del año, que convocó al presidente de la primera potencia mundial y al representante del país europeo invadido por Vladimir Putin hace diez meses.
El mandamás ucraniano agradeció a sus aliados por el desembolso de otros 45 mil millones de dólares para asistir a la reconstrucción del país, como también de nuevo sistemas de defensa antimisiles. El paquete de ayuda buscará asistir en la defensa de Ucrania en el marco de la contraofensiva en el este del país, y ante la amenaza de la intensificación de los bombardeos rusos sobre infraestructura civil.
El encuentro entre Biden y Zelenski
Los inquilinos de la Casa Blanca, Joe y Jill Biden, recibieron al presidente de Ucrania escoltado por guardias estadounidenses que portaban las banderas de ambos países. A nivel simbólico se destacó una vez más la vestimenta elegida por Zelenski para la ocasión: un uniforme de combate marrón, un outfit que elige desde que inició la guerra.
«Vamos a seguir reforzando la capacidad de Ucrania para defenderse, en particular la defensa aérea», dijo Biden a Zelenski sentados junto a la chimenea del Salón Oval. El presidente ucraniano, por su parte, llegó a tierras americanas en un viaje militar organizado en secreto que aterrizó en la base aérea de Andrews.
Tras reunirse con Biden, el presidente ucraniano hablará ante el Congreso, que está ultimando un nuevo paquete de 45.000 millones de dólares en asistencia para Kiev de cara a 2023. «Estoy emocionado de tenerlo aquí», tuiteó Biden en la previa al encuentro.
Ante la llegada del mandatario europeo, Estados Unidos anunció otros 1.850 millones de dólares de fondos previamente presupuestados para Ucrania, incluido por primera vez el avanzado sistema de defensa antiaérea Patriot, capaz de derribar misiles de crucero y misiles balísticos de corto alcance.
La ayuda extra tiene que ver con el temor de Ucrania respecto a la intensificación de los ataques aéreos por parte de Rusia, que incluye los drones «kamikaze» de presunto origen iraní, especialmente sobre infraestructura civil y las centrales eléctricas, una situación que se agrava con el invierno.
«Seguiremos apoyando a Ucrania el tiempo que sea necesario, para que Kiev pueda seguir defendiéndose y estar en la posición más fuerte posible en la mesa de negociaciones cuando llegue el momento», declaró el secretario de Estado Antony Blinken en el comunicado en el que anunció la ayuda.
La cargada agenda diplomática del presidente ucraniano en tierras de su aliado estratégico incluye una visita al Capitolio y otra al Congreso. «Es especialmente conmovedor para mí estar presente cuando otro líder heroico se dirige al Congreso en tiempos de guerra, y con la propia democracia en juego», declaró la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, abiertamente defensora de Ucrania.
Pelosi, en tanto, se refirió a la visita de Winston Churchill al Capitolio en 1941, pocos días después del ataque japonés a Pearl Harbor que involucró a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
La advertencia de Rusia
La asistencia extra a Ucrania no pasó desapercibida por el Kremlin. Fue su portavoz, Dmitry Peskov, el encargado de opinar sobre el impacto que tendrá la maniobra en el conflicto. Según declaró, la entrega de armas estadounidenses a Kiev conducirá suponen un «agravamiento del conflicto» y no son «un buen augurio para Ucrania».
Por otro lado, en un discurso televisado ante altos mandos militares, el presidente ruso Vladimir Putin afirmó que Moscú no es el culpable de la invasión y se mostró de acuerdo con que Rusia necesita un ejército más numeroso. «La capacidad de combate de nuestras fuerzas armadas aumenta constantemente», dijo.
«Lo que está ocurriendo es, por supuesto, una tragedia, nuestra tragedia común. Pero no es el resultado de nuestra política. Es el resultado de la política de terceros países», añadió y advirtió, en claro guiño a sus enemigos: «No tenemos límites para la financiación. El país y el gobierno están dando todo lo que el ejército pide. Todo».
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