25 noviembre, 2024

Los «nativos digitales» tienen un coeficiente intelectual menor al de sus padres.

Según el último libro del neurocientífico francés Michel Desmurget, los dispositivos digitales están afectando gravemente el desarrollo neuronal de niños y jóvenes.

Según una investigación realizada por el neurocientífico francés Michel Desmurget, los llamados “nativos digitales” presentan un coeficiente intelectual menor al de sus padres.

En su último libro, “La fábrica de cretinos digitales”, Desmurget indica a través de datos duros y de manera contundente cómo los dispositivos digitales están afectando gravemente el desarrollo neuronal de niños y jóvenes.

De acuerdo al experto, varios son los factores que influyen en esta baja en el coeficiente intelectual, y aún no es posible determinar el papel específico de cada uno de ellos, como por ejemplo la contaminación (especialmente la exposición temprana a pesticidas) o la exposición a las pantallas.

Motivos del deterioro intelectual

En cuanto al efecto directo de los dispositivos digitales, varios estudios identifican distintos motivos como “la disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional; disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras (tareas, música, arte, lectura, etc.); interrupción del sueño, que se acorta cuantitativamente y se degrada cualitativamente; sobreestimulación de la atención, lo que provoca trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad; subestimulación intelectual, que impide que el cerebro despliegue todo su potencial; y un estilo de vida sedentario excesivo que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral”, dijo el científico a BBC.

“Se ha observado que el tiempo que se pasa ante una pantalla por motivos recreativos retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro dentro de diversas redes cognitivas relacionadas con el lenguaje y la atención. Y cuando se pone una pantalla en manos de un niño o de un adolescente, casi siempre prevalecen los usos recreativos más empobrecedores ”, agregó.

Nada de pantallas antes de los 6 años y después, no mas de una hora diaria

Para el francés, “antes de los 6 años, lo ideal es no tener pantallas (lo que no significa que de vez en cuando no puedas ver unos dibujos animados con tus hijos)”.

“Cuanto antes estén expuestos, mayores serán los impactos negativos y el riesgo de un consumo excesivo posterior. A partir de los 6 años, si se adaptan los contenidos y se conserva el sueño, se puede llegar hasta media hora al día, incluso una hora, sin una influencia negativa apreciable”, indicó.

Más allá de las distintas recomendaciones que el autor hace en su libro, advierte que si no se modifican formas sociales, culturales y educativas el panorama futuro no es para nada alentador. “A menudo escucho que los nativos digitales saben ‘de manera diferente’. La idea es que aunque muestran déficits lingüísticos, atencionales y de conocimiento, son muy buenos en «otras cosas».

La cuestión radica en la definición de esas ‘otras cosas’. Varios estudios indican que, en contraste con las creencias comunes, no son muy buenos con las computadoras. Un informe de la Unión Europea incluso explica que su baja competencia digital dificulta la adopción de tecnologías educativas en las escuelas. Otros estudios también indican que tampoco son muy eficientes para procesar y comprender la gran cantidad de información disponible en internet”, enumera.

Con «Un mundo feliz» de Aldous Huxley

Y, para concluir con su pensamiento, retoma la famosa novela distópica “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley: “Para mí, estos niños se parecen a los descritos por Huxley: pasmados por el entretenimiento tonto, privados de lenguaje, incapaces de reflexionar sobre el mundo, pero felices con su suerte. Si la “orgía digital” sigue, habrá un aumento de las desigualdades sociales y una progresiva división de nuestra sociedad entre una minoría de niños preservada de esta «orgía digital» -los llamados Alphas de la novela de Huxley-, que poseerán a través de la cultura y el lenguaje todas los herramientas necesarias para pensar y reflexionar sobre el mundo, y una mayoría de niños con herramientas cognitivas y culturales limitadas -los llamados Gammas de la novela de Huxley-, incapaces de comprender el mundo y de actuar como ciudadanos ilustrados. Alpha asistirá a costosas escuelas privadas con maestros humanos «verdaderos».

Los Gamma irán a escuelas públicas virtuales con apoyo humano limitado, donde se les alimentará con un pseudolenguaje parecido al «Newspeak» de Orwell y se les enseñarán las habilidades básicas de los técnicos de nivel medio o bajo (las proyecciones económicas dicen que este tipo de trabajos estarán sobrerrepresentados en la fuerza laboral del mañana). Un mundo triste en el que, como decía el sociólogo Neil Postman, se divertirán hasta la muerte. Un mundo en el que, a través del acceso constante y debilitante al entretenimiento, aprenderán a amar su servidumbre. Perdón por no ser más positivo”.