23 noviembre, 2024

«Vergüenza para el Estado»: Reino Unido reconoció el encubrimiento de hasta 30.000 casos de sangre contaminada con VIH y hepatitis

Debido a la escasez de sangre, el servicio público de salud recurrió a proveedores estadounidenses, entre los que se encontraban presos y miembros de grupos con un riesgo importante de infección.

Una investigación reveló el escándalo más grande en la salud pública en Reino Unido: el encubrimiento deliberado por parte de las autoridades británicas entre 1970 y 1991 de transfusiones de sangre contaminada con VIH y hepatitis. Este hecho provocó que más de 30.000 personas contrajeran dichas enfermedades, de las cuales unas 3.000 ya murieron.

La pesquisa, conocida como Investigación de Sangre Infectada, se prolongó durante cinco años y dio a conocer sus primeras conclusiones este lunes. El grupo de trabajo detrás de la operación sostuvo que las autoridades británicas, entre ellas personal médico y el Gobierno, eran conscientes de que esta situación se venía dando desde los orígenes del Servicio Nacional de Salud (NHS) en 1948, siendo que se agudizó entre 1970 y 1991

A pesar de ello, fallaron a las víctimas «en repetidas ocasiones» y fueron expuestas a «riesgos inaceptables». El responsable de la investigación, sir Brian Langstaff, indicó que existió una deliberada intención de «ocultar la verdad», a la par que calificó de «horripilante» la magnitud de estos hallazgos, según recogió la BBC.

Entre los riesgos a los que fueron expuestas miles de personas, destacó la repetida importación de productos sanguíneos del extranjero debido a la escasez de sangre, incluida aquella de donantes estadounidenses y británicos de alto riesgo, como presos y drogadictos a los que se pagaba por transfusión.

“La magnitud de lo ocurrido es espantosa”, describió el exjuez en esta investigación de más de 2.500 páginas que recorre miles de testimonios y documentos que prueban que «la verdad estuvo oculta durante décadas». Sumado a esto, señaló sobre todo la responsabilidad de los sucesivos gobiernos por tardar en actuar cuando surgió el escándalo y por haber asegurado erróneamente en varias ocasiones que los pacientes habían recibido el mejor tratamiento.

«Este desastre no fue un accidente. Las infecciones se produjeron porque las autoridades [médicos, centros de transfusión y los sucesivos gobiernos] no dieron prioridad a la seguridad de los pacientes», denunció Langstaff, lamentando que esta negligencia haya destruido la vida de miles de personas.

La investigación destacó que dos grupos fueron los que se vieron afectados en gran medida: el de personas con hemofilia y trastornos en los que la sangre no coagula como debería (para las que se utilizó sangre contaminada, principalmente con hepatitis C) y el de aquellas que recibieron transfusiones después del parto, accidentes y durante tratamientos médicos.

En 2017, el gobierno británico, entonces dirigido por la conservadora Theresa May, decidió abrir esta investigación pública para ofrecer transparencia sobre esta tragedia, calificada como «el peor desastre médico» en la historia del NHS.

Ya en julio de 2022 y abril de 2023 la investigación publicó dos informes provisionales en los que se recomendaba al Gobierno británico indemnizar a los afectados. Una demanda que aceptó iniciando pagos de hasta 100.000 libras a unos 4.000 supervivientes y sus familiares, si bien se espera que las compensaciones alcancen los miles de millones de euros.

«Fracaso moral de décadas»: Rishi Sunak pidió «disculpas de todo el corazón» por el encubrimiento del Gobierno

El primer ministro británico, Rishi Sunak, pidió «disculpas inequívocas y de todo corazón» tras los hallazgos de la investigación. «Quiero pedir disculpas inequívocas y de todo corazón por esta terrible injusticia, por las consecuencias devastadoras y demasiado a menudo fatales que esto ha tenido en tantas vidas, por la mala gestión de la respuesta a los casos de sida y hepatitis en víctimas de la sangre infectada», declaró desde la sede de la Cámara de los Comunes, la Cámara Baja del Parlamento británico.

Sumado a esto, pidió perdón por «el reiterado rechazo del Estado y de nuestros profesionales médicos a reconocer el daño causado» y por «el fracaso institucional al enfrentar estos fallos y, peor, la negación e incluso el intento de encubrimiento». Asimismo, se disculpó por «la desastrosa tardanza de una investigación pública». «Esta es una disculpa del Estado a todas y cada una de las personas afectadas por este escándalo», añadió.

«Hoy es un día de vergüenza para el Estado británico», comenzó su intervención. «El informe demuestra un fracaso moral de décadas en el corazón de nuestra vida nacional, del Servicio Civil del Servicio Nacional de Salud, de los ministros de los sucesivos gobiernos, a todos los niveles», reconoció.

Los responsables que ocultaron el escándalo «han fallado a este país» y provocaron una «calamidad» que «hace temblar a nuestra nación en lo más profundo». «Se sabía que eran partidas contaminadas», pero «se ignoró reiteradamente», admitió. «Una y otra vez personas en posiciones de poder y confianza tuvieron la opción de parar la transmisión de esas infecciones. Una y otra vez no lo hicieron», apuntó.

Sunak recordó además que «las víctimas y sus seres queridos han tenido que luchar para que se haga justicia», que «luchar para que se les escuchara y para que se les creyera». En ese sentido, subrayó que más de 3.000 personas murieron sin saber la verdad y sin una disculpa. «Han muerto sin ver a nadie rendir cuentas», expresó.

Con vistas al futuro, el primer ministro aseguró que «lo pagaremos, cueste lo que cueste», en referencia a la propuesta de un fondo de compensación e indemnización que se presentará este martes. «No basta con decir lo siento», sino que habrá «una compensación necesaria desde hace tiempo».

Asimismo, se comprometió a estudiar las recomendaciones del informe presentado por la comisión que lidera Langstaff. «Vamos a estudiarlas con detenimiento antes de volver a la Cámara y responder», detalló.

Sumado a esto, el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, se refirió también a esta «injusticia de dimensiones inéditas». «Quiero rendir homenaje al valor y determinación de las víctimas, los infectados y afectados, algunos presentes hoy aquí. Quiero reconocer a cada persona que ha sufrido y al que le ha fallado la política en sí misma», afirmó.

Starmer consideró que el fallo es «de todos los partidos, incluido el mío» y que fue una «traición». «Solo cabe una palabra: perdón», afirmó en un discurso de tono institucional que después fue respaldado por el propio Sunak.