Esta tarde habrá una ceremonia interreligiosa en el lugar donde fue asesinado a golpes el joven de 18 años.“Espero que la Justicia les dé la pena máxima a los asesinos de mi hijo”, dijo Graciela, la madre de la víctima.
La de Fernando Báez Sosa fue una muerte que conmovió a todo el país: por la saña con la que se produjo el crimen, por las circunstancias bajo las que ocurrió y por los perfiles y el estilo de vida que llevaban los protagonistas, tanto los victimarios como la víctima. Además, sucedió semanas antes que Argentina -como el resto del mundo- se paralizara por la irrupción del COVID-19-. Este 18 de enero se cumplen dos años del asesinato del joven, ocurrido en Villa Gesell, por el cual hay ocho rugbiers detenidos imputados aguardando el juicio oral.
Graciela y Silvino, los padres de Fernando, convocaron para esta tarde un acto interreligioso en la mencionada ciudad balnearia, frente al boliche Le Brique, donde sucedió la brutal golpiza por la cual al estudiante de abogacía le quitaron la vida, donde se pedirá “por la paz, la justicia y contra la violencia”.
El evento está previsto para las 19 horas en Avenida 3 y Paseo 102, de Villa Gesell. Será la primera vez que los padres estén en el mismo lugar donde su hijo fue asesinado. Graciela sostuvo que aún no sabe cómo se sentirá al estar allí, pero espera “ser fuerte” para asistir y continuar pidiendo “Justicia por Fernando”.
” Estamos muy tristes, imposible de poder aceptar y de creer lo que ha ocurrido con nuestro hijo. Se van a cumplir dos años de su brutal asesinato y para mí es como que no corre el tiempo”, expresó la madre, quien agregó que aquel 18 de enero de 2020, junto a su esposo, “recibimos la peor noticia de nuestras vidas que es el asesinado de Fernando”.
” Tratamos de ser fuertes, pero no es nada fácil. Es algo que no le deseo a ninguna familia. Perdimos lo mejor, con él se fue nuestra alegría. Nada tiene sentido para nosotros. Este dolor es para siempre. Fernando nunca regresará a nuestras vidas”, lamentó -aún conmocionada- Graciela.
El juicio oral a los rugbiers comenzará recién dentro de un año: el 2 de enero de 2023, en los tribunales de Dolores. “Espero que la Justicia les dé la pena máxima a los asesinos de mi hijo”, declaró Graciela Sosa. La madre del joven de 18 años, agregó que los imputados “son mayores de edad y deben ser condenados para ser un ejemplo que no vuelva a suceder porque toda la juventud tiene derecho a divertirse y volver a su casa”.
” Lo que le hicieron no tienen perdón. A mi hijo no le dieron la oportunidad para defenderse. Jamás volveremos a abrazarnos”, remarcó con la voz quebrada.
Por el crimen están detenidos e imputados: Máximo Thomsen (22), Ciro Pertossi (21), Luciano Pertossi (20), Lucas Pertossi (22), Enzo Comelli (21), Matías Benicelli (22), Blas Cinalli (20) y Ayrton Viollaz (22). Además, fueron sobreseídos Juan Guarino (21) y Alejo Milanesi (21).” No puedo creer que chicos de la misma edad de Fer lo hayan matado. No me entra en la cabeza”, dijo Graciela.
Los ocho rugbiers permanecen encerrados en la Alcaidía de Melchor Romero, a la espera del inicio del juicio oral.
Máximo Thomsen nació el 27 de noviembre de 1999. Apodado “Machu”, se formó como rugbier en el Arsenal Zárate Rugby y jugaba en el Club Atlético San Isidro desde 2017, pero fue suspendido como socio tras conocerse su detención por el crimen. Era estudiante en el profesorado de educación física y quería ser kinesiólogo de alto rendimiento. Aquella madrugada de 18 de enero fue sacado por la fuerza del boliche Le Brique, señalado como “uno de los agresores de Fernando”, reconocido por testigos como “el sujeto que le propinara patadas en el rostro” cuando la víctima estaba “de rodillas sobre el suelo” y quien dijo a viva voz: `Quedate tranquila que me lo voy a llevar de trofeo´”. Las pericias indicaron que fue él quien le dio la patada mortal a Báez Sosa.
Ciro Pertossi es otro de los acusados a los que la Justicia le atribuye mayor responsabilidad en el crimen, ya que fue reconocido por al menos tres testigos como “el sujeto que le pegó a Fernando cuando ya estaba en el piso, en su cabeza, cara, y pecho”.
Imágenes aportadas a la causa lo muestran “chuparse los dedos” con sangre cuando es interceptado por personal policial. Casi una hora y media después del ataque, escribió en el grupo de WhatsApp que compartía con el resto del grupo: “Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”.
Nació el 8 de mayo de 2000, tiene 21 años, y es hermano de Luciano Pertossi y primo de Lucas Pertossi, también imputados.
Lucas Pertossi, es el mayor del grupo, nació el 25 de febrero de 1999 y tiene 22 años. La fiscalía determinó que registró con su celular marca IPhone la secuencia del ataque, desde que fueron expulsados del boliche hasta que él mismo dejó de grabar la golpiza para agredir a un amigo de la víctima fatal.
Minutos después del ataque envió un audio al resto de sus compañeros: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia… caducó”.
Luciano Pertossi nació el 29 de enero de 2001. Fue reconocido por testigos como otro de los agresores. Los registros fílmicos avalan las declaraciones.
Matías Benicelli nació el 5 de noviembre de 1999. Fue quien abrió la puerta a la policía a las 10.30 de la mañana cuando se ordenó la aprehensión del grupo en la casa que alquilaban en Villa Gesell. Un testigo lo ubicó como “agresor directo” de Fernando, al menos otro lo situó “agrediendo también a un amigo” y un restante lo identificó como quien le gritaba a Fernando “a ver si volvés a pegar, negro de mierda”.
Enzo Comelli nació el 25 de febrero de 2000. Al ser detenido presentaba un “hematoma sobre el labio inferior” y, según la fiscalía, “premeditadamente” agredió a Báez Sosa “junto con los restantes imputados, previo repartirse roles para agredir físicamente a la víctima y posteriormente matarla”. La fiscalía estableció que fue quien “le propina en la secuencia fílmica golpes a otros sujetos masculinos que se encuentran en el piso y luego observa de cerca la golpiza que recibe la víctima”.
Blas Cinalli nació el 18 de abril de 2001. Según la imputación, “existen sendos elementos probatorios” para atribuirle “una participación criminal esencial en la comisión del hecho” y como “agresor directo de Fernando”. En el requerimiento para la elevación a juicio se constató que “golpea a unos sujetos que se encuentran en el piso”.
Ayrton Viollaz nació el 9 de mayo de 1999. Es el único del grupo que no tenía teléfono celular y la fiscalía entendió que “todas las probanzas valoradas” lo “ubican claramente junto a Fernando pudiendo quizás tratarse de un agresor directo”. “Se lo observa cerca de todo lo sucedido”, indicó el informe final de la fiscal.
En tanto, hubo otros dos jóvenes que fueron sobreseídos. Alejo Milanesi, de 21 años, había sido detenido junto al resto del grupo, pero recuperó la libertad por falta de mérito, al igual que Juan Pedro Guarino (21).
Según la fiscal Verónica Zamboni, los ocho jóvenes que serán juzgados “acordaron darle muerte” a Báez Sosa, y para ello “previamente, distribuyeron funcionalmente sus roles”, luego de que “minutos antes, al encontrarse en el interior del local bailable, tuvieran un altercado” con él, “quien se encontraba acompañado con su grupo de amigos”. En su requerimiento, la fiscal señaló que, “aprovechándose del estado de indefensión de la víctima, con el fin de darle muerte y cumplir con el plan acordado, los acusados le propinaron” en el suelo “varias patadas en su rostro y cabeza”, y los golpes le produjeron “lesiones corporales internas y externas” que “provocaron su deceso en forma casi inmediata, al causarle un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo grave de cráneo”.
Fuentes penitenciarias brindaron detalles de cómo transcurren sus días los 8 imputados que se encuentran detenidos en Melchor Romero. Se encuentran distribuidos en cuatro celdas contiguas con capacidad de dos cada una, y al igual que el resto de los presos, tienen acceso al patio de recreación, así como otras actividades recreativas, pero de una manera totalmente limitada. ”Lo único que hacen de esparcimiento es una hora por día en el patio, después están 23 horas encerrados en la celda”, indicó un allegado de uno de los rugbiers.
Un informante del lugar reveló que el año pasado los ocho jóvenes se contagiaron de COVID-19 pero “no dijeron nada para que no los internen”. No obstante, todos fueron vacunados.
Cuentan con un solo teléfono celular que deben compartir para para comunicarse con sus familiares mediante llamadas o mensajes de texto. Tienen restringidas todas las redes sociales.
En octubre último, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, integrado por los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari, dispuso que el juicio oral contra los rugbiers se iniciará el 2 de enero de 2023, con la declaración de más de 130 testigos a lo largo de 22 jornadas. Los ocho afrontan cargos por “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, delito que prevé la prisión perpetua. Además, en el juicio se debatirán las responsabilidades penales de todos ellos por las lesiones sufridas por cinco amigos de Fernando que se encontraban con él cuando fue asesinado.
Más historias
La Justicia falló a favor de Claudio “Chiqui” Tapia y dejó firme su reelección en la AFA
Aerolíneas Argentinas llegó a un acuerdo con los gremios y puso fin al conflicto
Mientras otros gremios acuerdan, los controladores aéreos anunciaron medidas de fuerza