«Los perros empezaron a torear y arremetían contra el sembradío, así que fui a ver y quedé aterrado…», relató el hombre de 52 años sobre su experiencia con el «Yeti salteño», una especie «mitad hombre y mitad oso o gorila», según las leyendas norteñas.
El Ucumar era enorme, peludo, me miró y le vi esos ojos rojos, quedé aterrado… ¿Por qué mentiría con una cosa así? Miren todo el revuelo que se armó…». El ex boxeador Ángel Armando Pacheco, de 52 años, contó al diario El Tribuno de Salta que la semana pasada, en plena noche en las cercanías del paraje Pasteadero Chico, al noreste de Metán, se encontró con la mítica criatura que forma parte de relatos y leyendas profundamente arraigados en el norte argentino: el ‘Ucumar’
El tema escaló en redes y varios medios a nivel nacional, pero Pacheco mantuvo inalterable su relato de esa especie de «Yeti salteño», un ser peludo y de ojos rojos, que mediría más de 1,70 y que el ex boxeador se encontró cuando salió a ver qué pasaba en las cercanías del campo de su familia, ya dijimos en Pasteadero Chico, sobresaltado por «los perros que toreaban y arremetían contra el sembradío…».
«Pensé que podía tratarse de alguna vaca o caballo suelo, o de alguien que podía haber entrado a robar algunos choclos, había terminado de escuchar el fútbol por la radio, así que cuando escuché los perros agarré la linterna y fui a ver, caminando hacia donde estaban los perros. La oscuridad era total…» le dijo Pacheco a El Tribuno, contando nuevamente los hechos que habrían ocurrido el martes de la semana anterior.
“Cuando llegó a donde estaban los perros veo que están asustados, y se volvieron de inmediato, así que alumbro hacia adelante y quedé aterrado cuando ahí estaba el Ucumar, parecía como un gorila grande y peludo…. Iba caminando despacio, miró hacia donde yo estaba y ahí fue cuando le vi los ojos rojos, me miró y se metió en el monte…», señaló.
La experiencia dejó a Pacheco shockeado, al punto que dijo «ya pasaron 9 días y no me puedo olvidar de esa cosa y esos ojos rojos», señalando que por el miedo a que ese contacto con el Ucumar se repita «ya no me quedo por las noches a dormir en el campo, sino que a las 18 ya me vuelvo a la casa de mi familia en Metán».
«Mire hay gente que hasta me carga por esto, pero yo jamás mentiría, en los últimos años hubo gente que lo vio también, hace décadas que yo había escuchado de gente que contaba haberlo visto en Metán y en Rosario de La Frontera, aunque le confieso que no creía en eso… Jamás pensé que podría pasarme a mí», agregó Pacheco.
La leyenda que rodea al Ucumar en el norte lo sitúa como originario de Bolivia, acostumbrado a vivir en cuevas en zonas de difícil acceso, aunque muchos de los testimonios de quien dicen haberlo visto alguna vez hablan de cercanías de ríos y vertientes. Deja huellas similares a las de un oso y se ve amenazado, muestra gran agilidad y puede treparse a los árboles… Pacheco asegura que, en su caso, esa «especie de gorila» se metió en el monte.
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