En una infrecuente medida, el presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, salió ayer al cruce del oficialismo denunciando una «campaña de desprestigio» y respondió las imputaciones de la diputada Siley.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, denunció ayer una «campaña de desprestigio» en su contra a través de acusaciones «infundadas», en medio de la críticas de sectores del Frente de Todos y un pedido de juicio político de ese sector.
«Una cosa es un juicio político, que apunta a destituir a un juez por incumplimiento de sus deberes, y otra cosa es el juicio motivado por intereses políticos», escribió.
El titular del máximo tribunal del país realizó una declaración ayer, tras un fin de semana de discusión entre oficialismo y la oposición a partir del pedido de juicio político que presentó la diputada nacional del Frente de Todos e integrante del Consejo de la Magistratura Vanesa Siley por supuesto «mal desempeño y eventuales delitos en el ejercicio de sus funciones».
Rosenkrantz se quejó de que «distintas personalidades» le «atribuyen falsamente inconductas, irregularidades y delitos de distinta naturaleza».
En una comunicación inusual, el presidente de la Corte Suprema rechazó las acusaciones de Siley y dijo que «son completamente infundadas», ya que no ha «incumplido deber funcional alguno».
El pedido de juicio político de la diputada oficialista se basa en el voto de Rosenkrantz en causas de violación de derechos humanos durante la última dictadura militar, y se conoció días después de que el alto tribunal aceptara el per saltum de los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli. «Me atribuyen falsamente inconductas, irregularidades y delitos de distinta naturaleza», dijo en un comunicado el titular de la Corte, quien además negó la denuncia por supuestamente tener 70 cuentas en el exterior: «La imputación es falsa».
Siley acusó a Rosenkrantz por haber aceptado, en minoría frente al resto de sus colegas, la aplicación del 2×1 en el caso de Luis Muiña, un condenado por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura.
«Es curioso que se me acuse ahora por la sentencia de «Muiña», que fue dictada hace tres años y que también firmaron otros dos jueces. También es llamativo que se me acuse por no ceder frente a las protestas en las calles. En cualquier caso, lo cierto es que, contrariamente a lo que afirma la diputada denunciante, los lineamientos jurídicos defendidos en mis decisiones sobre el «2×1» (tanto en «Muiña» como en «Batalla») encuentran su apoyo en la Constitución Argentina», dijo el magistrado.
La acusación de la legisladora también versa sobre otra causa donde se investiga el apagón que se produjo en la dictadura militar en el pueblo de General San Martín, en Jujuy, y donde se dictó la falta de mérito del empresario Carlos Blaquier y Alberto Lemos. «La acusación relativa a mis vínculos «explícitos» con la familia Blaquier basada en que mi esposa integra una junta directiva en una ONG sin fines de lucro dedicada a brindar becas a estudiantes secundarios de bajos recursos con alguien que sería el sobrino del imputado es completamente absurda», reprochó.
A raíz de denuncias de esa índole, el juez informó que convocó para el jueves a una reunión de comisión interpoderes para la Coordinación y Agilización de Causas por Delitos de Lesa Humanidad la cual, según recordó, no se reúne desde 2016.
«La promoción del juicio político también menciona imprecisamente presuntos conflictos de intereses que supuestamente me obligaban a excusarme en distintos casos. Nunca intervine en una causa en la que tuviera obligación alguna de excusarme», dijo el supremo.
«La diputada cuestiona mi intervención en el expediente «Amelong», señala que mi postura priorizó indebidamente la situación de condenados por lesa humanidad. Menciona que se trató de una «decisión inexplicable jurídicamente y absolutamente arbitraria y discrecional» porque durante la feria extraordinaria en virtud de la pandemia resolví unipersonalmente como juez de feria que no correspondía habilitar la feria para tratar ese caso pero habilité unilateralmente que el Tribunal Oral Federal 1 de Rosario revisase si era procedente el otorgamiento de la prisión domiciliaria por ser el peticionante paciente de riesgo en el marco de la pandemia», se explayó, y recordó que en todos los casos adoptó la misma postura.
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