Tanto la canasta básica total, que marca el límite de la pobreza, como la alimentaria, que establece el tope de la indigencia aumentaron en julio 1,6%, informó el INDEC.
Una familia de cuatro integrantes que no tuvo que pagar alquiler de la vivienda que habita necesitó en julio $18.322 para no caer en la indigencia y $44.521 para no estar debajo de la línea de pobreza, informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que reportó en los dos casos un aumento mensual del 1,6%, levemente por debajo de la inflación.
Los datos del organismo oficial revelan que ni el salario mínimo vital y móvil ( $ 16.875) ni la jubilación mínima ($ 16.864) son suficientes para solventar siquiera la canasta básica alimentaria (CBA), que marca el limite de la indigencia, y apenas cubren la tercera parte de la canasta básica total (CBT) que indica el nivel de pobreza.
Asimismo, aun con el aumento de la jubilación mínima anunciado para septiembre, que subirá a $18.129, no alcanzaría para solventar los gastos de indigencia de dos meses atrás.
Por otra parte, debe aclararse que en la medición que realiza el INDEC no se incluyen gastos de alquiler de vivienda, que si se incorporasen elevarían considerablemente los ingresos necesarios tanto para ser indigente como pobre.
La evolución de las dos canastas en los últimos doce meses refleja el mayor incremento del precio de los alimentos básicos por sobre el nivel general, en tanto el congelamiento de las tarifas de servicios públicos quedó en evidencia en un menor aumento de la CBT.
Al respecto, con una inflación general interanual del 42,4 los gastos para solventar la canasta de pobreza subieron 39,4%, en tanto los de indigencia lo hicieron en un 43,4%.
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