Los restos óseos serían humanos «por sus características anatómicas». Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima, dijo que «no tiene dudas» de que son de la joven desaparecida.
Los especialistas del Instituto de Medicina y Ciencias Forenses (IMCiF) de Chaco que analizaron los huesos hallados en el río Tragadero, en el marco de la búsqueda de Cecilia Strzyzowski consideraron que los restos son humanos y se corresponden a falanges de una mano y de un pie. Por su parte, los abogados de la querella sostuvieron que efectivamente pertenecen a la joven de 28 años.
En ese sentido, Fernando Burlando, quien encabeza la querella, aseguró que se trata de Cecilia. «No tengo dudas que son restos óseos de Cecilia. Tienen el mismo aspecto en cuanto a la incineración de las pertenencias que fueron halladas en el mismo lugar, como el dije en forma de cruz», expresó el letrado a Télam, en referencia a los tres pequeños huesos seccionados que fueron sometidos a incineración y que se corresponden a dos falanges de un pie y una falange de una mano.
De acuerdo al informe de los expertos del Instituto Médico Forense del Poder Judicial de Chaco que fue incorporado al expediente, los restos óseos son humanos «por sus características anatómicas». El hallazgo se realizó el pasado martes tras un rastrillaje en un lecho del Río Tragadero, lindero a la chanchería del matrimonio de Emerenciano Sena y su esposa Marcela Acuña. Sumado a esto, los buzos tácticos encontraron un dije dentro de una de las bolsas.
Según el documento al que tuvo acceso Télam, el primero de ellos mide 3,5 centímetros de largo y 0,7 de ancho y se corresponde a una falange de una mano; el segundo 3,5 centímetros de largo y 1,3 de ancho que pertenecen a un dedo del pie; y el tercero de 2,5 centímetros de largo y 2,3 de ancho que «se correspondería a un hueso largo, con uno de sus extremos seccionado, en forma transversal, lo que lo hace estar representado en forma incompleta».
«Se podría asumir que se trata de un hueso compatible con un hueso largo del pie metatarsiano, por las características microscópicas de los tres fragmentos óseos, se sugiere someter a los mismos a estudios microscópicos y de biología molecular ADN», se detalla en el informe del IMCIF.
Y se agrega: «En el otro extremo una superficie esférica, que corresponde a la articulación como la observada en los huesos del metatarso. Acá también se supone la acción del fuego. Sería del pie».
El informe fue elevado al Equipo Fiscal Especial (EFE) y se esperan ahora los resultados de los estudios más específicos para dar una confirmación final. Según informó la prensa local, serán realizados por el equipo forense de la provincia de Córdoba y estarían para la semana próxima.
Al respecto, la evidencia comenzará a ser analizada este martes en la sede del IMCiF, donde el pasado viernes la mamá de la joven desaparecida, Gloria Romero, reconoció varios objetos como pertenecientes a su hija. Una antropóloga y una médica forense, Anahí Ginarte y Florencia Granton, viajarán nuevamente desde Córdoba a la ciudad de Resistencia para trabajar en la causa por pedido del EFE que integran los fiscales Jorge Cáceres Olivera, Nelia Velázquez y Jorge Gómez.
«Bajamos con bolsitas»: la declaración que llevó a los restos óseos
El rastrillaje que permitió el hallazgo de los huesos se realizó a partir de la declaración de Gustavo Obregón, el único de los detenidos que dio detalles de interés para la causa. El hombre, que fue el secretario y asistente de la familia Sena, llevó en persona a los investigadores hasta el lugar donde se encontraron los restos óseos.
En su testimonio, Obregón detalló que el 6 de junio llevó en su auto a César Sena a un lugar en el que prendió fuego la valija de la joven con las pertenencias que fueron reconocidas por la mama de Cecilia. Luego, según su relato, en la chanchería de la familia desechó el contenido de dos bolsas de plástico a la vera del río.
«Bajamos con las bolsitas, cada uno llevaba una bolsa, y bajamos por un camino, que es como un sendero, que está al costado izquierdo al Campo Rossi, que baja hacia el río (Tragadero). César desata una y larga todo el contenido de la bolsita, en el límite del agua y la costa, y después con la otra bolsita, lo mismo», contó el hombre a los fiscales.
Respecto a los momentos previos de esa situación, Obregón detalló: «Agarramos la pala y las bolsitas, nos vamos caminando en frente de la virgen, donde se incineró el bulto. Ahí llegamos, yo le abro las bolsas a César y él comienza a cargar las dos bolsas, con la pala, juntando las cenizas desde el medio de la quema. Cuando se cargaban las bolsas, en ningún momento vi huesos grandes, pero sí podía observar que había huesos chiquititos».
Según el imputado, toda la situación que había vivido le «pesaba» mucho, a pesar de que todos los demás imputados «actuaban con normalidad». «Nadie me comentó nada, nadie me dijo nada, nadie me preguntó nada, todos hacían vida normal. Yo siempre nervioso y asustado con todo esto, y era el único que estaba así porque todos decían que César era inocente, pero a mí me pesaba y me pesa todo esto que habíamos hecho, sabiendo lo que habíamos hecho», concluyó.
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