1 abril, 2025

Tras 19 años, condenaron a los tres hombres correntinos que mataron a Ariel Malvino en una playa de Brasil

El joven estaba vacacionando con sus amigos cuando fue brutalmente atacado a golpes. Braun Billinghurst, Pozo y Gallino Yanzi cumplirán la pena en una cárcel de Corrientes.

Tras casi 20 años del crimen de Ariel Malvino en una playa de Brasil, la justicia condenó a los tres rugbiers responsables del asesinato. Los acusados recibieron una pena de siete años de prisión que cumplirán en una cárcel de Corrientes.

Los agresores, Eduardo Braun Billinghurst, Horacio Pozo y Carlos Andrés Gallino Yanzi, fueron señalados desde un primer momento como los únicos atacantes del joven de 23 años.

Braun Billinghurst fue condenado por tentativa de homicidio, en tanto que Pozo y Gallino Yaniz por lesiones seguidas de muerte. Todos fueron considerados culpables por un jurado popular en los tribunales de Garopaba, en Brasil.

Los imputados no estuvieron presentes en la sala de audiencias, sino que fueron representados por sus abogados defensores. Con esta sentencia, los tres deberán cumplir una pena de siete años y quedarán alojados en un penal de la provincia de Corrientes.

“Agradecemos a todos aquellos que nos acompañaron en este penoso camino, a los testigos que dieron su aporte decisivo para el veredicto final; a la fiscal Mirela Dutra Alberton, quien hizo su alegato brillante y emotivo por tres horas; a la fiscal adjunta Luana Pereira; al primer fiscal de la causa, Fabio Lyrio y a todo el personal del Ministerio Público de Santa Catarina”, indicaron a través de un comunicado los padres de Ariel, Alberto Malvino y Patricia Martin.

Sobre el final, le dedicaron unas palabras a su hijo mayor en este día especial: “Querido hijo: mamá y papá, frente a tu tumba, te prometieron que habría justicia; ese día llegó. Descansá en paz, amado Ariel”.

El crimen de Ariel Malvino

En enero de 2006, Ariel Malvino, un estudiante de abogacía de 23 años, estaba de vacaciones con sus amigos en Brasil y tres rugbiers correntinos lo asesinaron a golpes.

Eduardo Braun Billinghurst, Horacio Pozo y Carlos Andrés Gallino Yanzi fueron los jóvenes señalados por testigos como los responsables del brutal crimen. Los tres eran amigos y tenían otro común denominador: todos venían de familias de clase media alta, con cargos políticos o estrecha relación con funcionarios de la provincia de Corrientes. Ese fue el motivo por el que las crónicas de la época empezaron a llamarlos “hijos del poder”.

Las dos veces que declararon ante la Justicia, los ahora condenados se mantuvieron firmes en su inocencia. Aseguraron no conocer a Malvino ni haberlo golpeado. Después de años de avances y retrocesos al ritmo de la burocracia y con obstáculos, en algunos casos, inentendibles, el último intento de la defensa por esquivar la elevación a juicio oral de la causa fue durante la pandemia. Todos los planteos fueron rechazados.

“El crimen fue cometido por motivos fútiles –o innobles–: un simple comentario despreciativo hecho por la víctima en relación a la conducta de los denunciados” que se estaban peleando con otro grupo de chicos. Así resumió el caso en 2017 la jueza Elaine de Souza Freitas, cuando ya habían pasado 11 años del homicidio.

Es que de acuerdo a la reconstrucción que hicieron los investigadores, el 19 de enero de 2006 en la calle general de la playa de Ferrugem, alrededor de las 5 de la mañana, Gallino Yanzi, Pozo y Braun Billinghurst participaban de una pelea con otro grupo de jóvenes y Malvino, que observaba la escena de cerca, pero sin tener nada que ver en el conflicto, “hizo en voz alta un comentario despectivo sobre la actitud de los denunciados destacando la estupidez de las personas involucradas en la pelea”.

La mala fortuna quiso que esas palabras, dichas al pasar, llegaran a oídos de los acusados y les llevó solo un instante cambiar el blanco de su furia. Según consta en el expediente, Gallino Yanzi y Pozo le reprocharon a Malvino su comentario y se abalanzaron sobre él sin esperar respuesta.

La víctima pudo eludir los primeros golpes, pero, siempre en base a la imputación, Pozo “consiguió arrojarle en forma certera un puñetazo en el maxilar” y Malvino se desvaneció. Para ese momento, Braun Billinghurst ya se había sumado al ataque y “con la inequívoca intención de matar, se apoderó de una piedra con un peso aproximado de 17,5 kilos que se encontraba en el lugar del hecho, e irguiéndola (sic) sobre su cabeza la arrojó violentamente contra la víctima”.

“El resultado letal pretendido no llegó a consumarse solamente por circunstancias ajenas a su voluntad”, afirmó en su momento el Ministerio Público. Al caer desmayado, Malvino dio con la cabeza contra el suelo y ese golpe fue, para los forenses que hicieron la autopsia, el que le provocó la muerte.