Después de décadas de lucha, el 11 de noviembre de 1951, las mujeres votaban por primera vez a nivel nacional. En aquellas elecciones, Juan Domingo Perón -gran impulsor, junto Eva Perón, de este derecho- consiguió la reelección.
Aunque el 23 de setiembre de 1947 quedó instaurado el voto femenino en la Argentina, el acceso real a las urnas se demoró cuatro años. Fue justamente el 11 de noviembre de 1951, tras una extensa campaña de empadronamiento, que más de 3.500.000 mujeres pudieron elegir una fórmula presidencial.
A partir del reconocimiento de este derecho, el papel de la mujer en el ámbito de lo público y en la escena política argentina se fue acrecentando aceleradamente.
Los debates sobre la ley del sufragio femenino sucedieron tanto en el interior de los partidos políticos como en las diferentes organizaciones de mujeres. Antes de que quede instaurado el voto femenino, en 1945, Perón ya insistía desde la Secretaría de Trabajo y Previsión con el tema.
Si bien se suele vincular estrechamente, y con sentido, al peronismo con el reconocimiento de este derecho, desde fines del siglo XIX las mujeres argentinas venían luchando por esta reivindicación. Cecilia Grierson, participó en 1889 en Londres del Segundo Congreso Internacional de Mujeres y en septiembre de 1900 fundó el Consejo de Mujeres. En 1907, la socialista Alicia Moreau de Justo creó el Comité Pro-Sufragio Femenino, entre una larga lista de conquistas que sucedieron a comienzos de ese siglo.
La firma del decreto que promulgó el voto femenino se llevó a cabo en un acto realizado en la Plaza de Mayo, al que asistieron el presidente Juan Domingo Perón y Eva María Duarte de Perón.
Según recordó el historiador Pablo Vázquez en diálogo con Cultura.gob.ar, entre las sufragistas, sobre todo el colectivo que encabezaba Victoria Ocampo, no querían que saliese el proyecto, porque “lo daban” los militares. Para ellas, el peronismo era la dictadura.
Esas contradicciones también se materializaban en la oposición. Los radicales que se habían mostrado a favor de reconocer este derecho, tampoco veían con bueno ojos apoyar algo que beneficiaría al peronismo. Unas posturas similares tenían los conservadores que trataban de boicotear su instauración argumentado que no había tiempo suficiente para instruir a las mujeres en cuestiones cívicas.
Finalmente, el 11 de noviembre de 1951, las mujeres pudieron participar de la elección que permitió la reelección de Juan Domingo Perón. La fórmula Perón-Quijano alcanzó el 63.4%, seguida por los radicales Balbín- Frondizi, que obtuvieron el 32.2%.
En aquellas elecciones, el padrón estuvo compuesto por 8.623.646 electores. De ese total, 4.222.467 eran mujeres y más del 90% acudió a las urnas. Según los registros, más de la mitad votó al peronismo mientras que 1.375.096 lo hicieron por otras fuerzas políticas –que en total sumaban ocho candidaturas-.
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