26 noviembre, 2024

Ley ómnibus: se sacaron chispas, pero el oficialismo aceptó cambios en la reforma laboral y hay acuerdo

Con sustanciales modificaciones en el capítulo laboral, para permitir que avance su tratamiento, este jueves se emitirá dictamen en Diputados y se tratará en comisión entre lunes y martes.

Con sustanciales modificaciones en el capítulo laboral de la ley ómnibus para permitir que avance su tratamiento, este miércoles ingresó el proyecto a la Cámara de Diputados, luego de una negociación entre sindicalistas y el asesor Santiago Caputo. Pese a que los bloques de la oposición dialoguista se sacan chispas entre sí y no terminaron de saldar sus diferencias, pactaron un alto al fuego temporario y firmarán este jueves al mediodía el dictamen de mayoría en un plenario de comisiones.

Tras una jornada donde por momentos pareció que la posibilidad de tratar el proyecto se caía, finalmente las gestiones llegaron a buen puerto y todo está dado para que el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados emita dictamen este jueves, tanto sobre la Ley Bases, como del proyecto fiscal. El gobierno finalmente aceptó eliminar del capítulo laboral de la ley de Bases los artículos más cuestionados por distintos sectores de la oposición dialoguista, que eran los que rechazaba la CGT.

El nuevo borrador contiene la propuesta de modernización laboral del gobierno, que quedó en 17 de los 58 artículos iniciales. Quedó fuera la penalización de las asambleas de trabajadores que terminan en medidas de fuerza encubiertas y el artículo que consideraba los bloqueos sindicales como “grave injuria laboral como objetiva causal de extinción del contrato de trabajo”. Sin embargo, se mantiene el artículo que alivia las penas contra quienes bloqueen una empresa: el DNU 70 decía que esa acción será reprimida con 3 a 6 años de prisión y, el borrador, con 6 meses a 3 años de prisión.

Otro artículo eliminado, que figuraba en el DNU y el anterior borrador, era el que ponía en jaque dos puntos de la Ley de Contrato de Trabajo: el principio de que en caso de duda se debe aplicar la norma más favorable al trabajador y la irrenunciabilidad, es decir, la habilitación a que los empleados renuncien de manera voluntaria a derechos adquiridos que surgen de leyes o convenios colectivos. El gobierno también quitó los cambios en el régimen de teletrabajo que estaban en sintonía con la postura empresarial y la derogación del Régimen del Viajante de Comercio, dos de los artículos que estaban en el DNU 70.

Además, siguen en el proyecto la modificación de las multas por trabajo no registrado o mal registrado, la reducción de 8 a 6 meses del período de prueba de los trabajadores (podrá ampliarse hasta 8 meses en las empresas de 6 y hasta 100 trabajadores, y hasta 1 año en las empresas de hasta 5 trabajadores) y la habilitación a que empresarios y sindicalistas acuerden en la negociación colectiva una nueva indemnización basada en el Fondo de Cese Laboral de la UOCRA.

Conflictos entre la oposición «dialoguista»

Durante este miércoles surgieron frentes inesperados de conflicto, a partir de diferencias entre los tres principales bloques de la oposición con los que el gobierno viene conversando y que se han definido como “dialoguistas” o “amigables”. La reincorporación de los impuestos internos al tabaco y la reforma laboral son los dos focos que dividieron a estos bloques, lo que generó un clima tenso en los pasillos de la Cámara de Diputados. El gobierno aceptó incorporar la reforma laboral y tomó como base la propuesta de la Unión Cívica Radical.

El PRO, que había acercado su propio borrador, un «copy paste» del capítulo de modernización laboral del DNU 70 frenado en la Justicia, protestó por el protagonismo que le estaban dando al radicalismo en las negociaciones. El motivo de este trato diferencial es simple: el bloque que preside Cristian Ritondo nunca puso en duda su acompañamiento incondicional. La UCR, en cambio, puso algunas condiciones. Los ánimos ya estaban bastante destemplados y llegó el jefe del bloque Hacemos Coalición Federal, Miguel Ángel Pichetto, para meter la cola, consignó la agencia NA. Por la mañana, el veterano diputado dejó trascender que no estaba de acuerdo con meter la reforma laboral dentro de la ley Bases, ya que el tema podía boicotear la aprobación de la iniciativa en el Senado una vez que Diputados girara la media sanción.

Versiones maliciosas que se hacen escuchar dentro del Palacio Legislativo adjudican la propuesta del rionegrino a una supuesta defensa de los intereses de la CGT, en particular de las cuotas solidarias de los no afiliados. Suspicacias aparte, el planteo de Pichetto generó confusión en la UCR, ya que había sido Nicolás Massot, un diputado de su círculo más cercano, quien había pedido un mes atrás la inclusión de la reforma laboral cuando se estaba discutiendo el DNU en la comisión bicameral de Trámite Legislativo.

Atento a la resistencia que generó su planteo de barrer con la reforma laboral, Pichetto bajó sus pretensiones y aceptó que se trate la reforma laboral en base a tres puntos centrales: eliminar las multas, extender los períodos de prueba, y el fondo de cese laboral. Al sentir que su reforma laboral estaba amenazada, el radicalismo jugó una carta arriesgada, muy al filo: le hizo llegar al gobierno el mensaje de que «sin reforma laboral, no hay ley de Bases». La UCR es consciente de que tiene la llave para la media sanción, y usa ese poder de fuego para negociar sobre una cornisa muy delgada, en la que también hacen equilibrio Hacemos Coalición Federal y el PRO.

El ultimátum radical sirvió, al menos, para que arrimaran posiciones hasta el punto intermedio de impulsar una reforma laboral más acotada, que no tocará aquellos puntos que afecten los intereses de la CGT, como el artículo que eliminaba las cuotas solidarias obligatorias para no afiliados a sindicatos. El gobierno tampoco quería abrir un frente de conflicto con los gremios, en contraste con la UCR y la Coalición Cívica, que insistían con avanzar en ese sentido. Ganó Pichetto.

«El radicalismo no tiene problemas, tenemos algunas disidencias, pero este jueves estamos para dictaminar», aclaró una diputada de la UCR que participa activamente de las negociaciones, en diálogo con la prensa acreditada en la Cámara baja. «La UCR no está entorpeciendo ni dilatando. Nosotros a lo sumo firmaremos en disidencia. Hay un sector del bloque que podría hacer otra cosa, pero podemos convivir perfectamente», dijo sobre la división a cielo abierto que atraviesa a la bancada radical, con un sector díscolo liderado por Facundo Manes que podría ir con su propio dictamen.

El otro punto de discordia del proyecto de ley tiene que ver con el restablecimiento de los impuestos internos mínimos al tabaco. Este era un pedido explícito de los bloques Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal. En el dictamen de la ley de Bases que se votó en febrero, la cuestión del tabaco estaba en la versión original, pero se suprimió por pedido del PRO. Ahora el tema volverá a estar presente, pero se incorporará directamente en el recinto. En los bloques «federales» abundan las sospechas de que el PRO es funcional a los lobbys de las tabacaleras y que, por esa razón, influye en el gobierno para que el tema no se incorpore al dictamen. Sin embargo, en el bloque de Ritondo aclaran que ellos tienen su propia propuesta, cuyo autor es Diego Santilli.

Una preocupación que atraviesa a los tres bloques dialoguistas tiene que ver con el manejo de la sesión y de los tiempos por parte de Martín Menem. Temen que, si no existe un criterio claro para el debate en particular que el presidente de la Cámara baja haga respetar a rajatabla, Unión por la Patria va a hacer valer sus mañas para alargar indefinidamente la discusión de cada artículo, haciendo que la sesión no pueda agotarse en dos días, como está programado.

«Si los dejan, van a poner cuatro oradores por artículo y no terminamos más. Se va a caer la sesión si eso sucede. El tema del tiempo es clave», advirtió un importante diputado nacional de Hacemos Coalición Federal en un diálogo off the record del que participó Noticias Argentinas. «Ahora hay más posibilidades de que esto salga bien. Está más ordenado que la otra vez. Pero depende de que el presidente encuentre una salida para comprimir el debate en general y particular», agregó el representante de la oposición dialoguista. «Nosotros cumplimos en dejarle el dictamen listo al presidente. A partir de ese momento es toda responsabilidad de él la de poder llegar a buen puerto», añadió sobre Menem.