Florencia Aguirre declaró este martes ante el fiscal Ramiro González como testigo en la causa por violencia de género que la ex primera dama le inició a Alberto Fernández. En diálogo exclusivo con Infobae, contó que vio los moretones en el ojo y el brazo y dio detalles de cómo era su trabajo en Olivos
La causa por violencia de género contra Alberto Fernández, acusado de golpear y maltratar en repetidas ocasiones a su ex pareja Fabiola Yañez, suma capítulos semana a semana gracias a las declaraciones de los testigos convocados por el fiscal Ramiro González, a cargo de la investigación. A diferencia de otras causas, generalmente de corrupción, en las que se ven involucrados ex funcionarios, la imputación contra Fernández tiene un componente atípico: los testimonios de quienes afirman o niegan que el ex mandatario fue violento con la ex primera dama.
Por los tribunales de Comodoro Py ya pasaron la periodista Alicia Barrios, la ex secretaria de Alberto Fernández, María Cantero, el ex intendente de la Quinta de Olivos, Daniel Rodríguez, y el ex médico presidencial, Federico Saavedra. La palabra de todos ellos fue fundamental para la cronología de hechos que va construyendo la Justicia, pero aún faltan más protagonistas, como Sofía Pacchi, clave en el expediente, y posiblemente la madre de Yañez, Miriam Verdugo.
Hoy fue el turno de Florencia Aguirre, la esteticista de la ex primera dama, quien la propuso ante el fiscal González para que declare. El argumento fue que esta mujer conocía las agresiones de Fernández y que podía dar detalles de cuándo y cómo ocurrieron.
Yañez y Aguirre se conocen hace casi 10 años, desde el 2016. La esteticista la atendió primero en Puerto Madero y luego en la Quinta de Olivos. En diálogo con Infobae, contó cómo era su vínculo con la ex primera dama, los tratamientos en la residencia presidencial, las heridas que vio y algo que puede ser determinante para la causa: nada de lo que ella le hizo a Fabiola podía causarle moretones.
— ¿Qué tratamientos le hiciste a Fabiola Yañez?
— Los tratamientos que le hice no son nada invasivos. Son tratamientos que no son invasivos. Yo no lo tengo permitido porque no soy médica para hacerle ni Botox ni ácido hialurónico. Todo eso, vos sabés muy bien, lo hace un cirujano o una dermatóloga. Pero en mi caso, ni siquiera aplico eso.
— ¿Vos qué le hacías? ¿Cremas, máscaras, esas cosas?
— Yo soy cosmiatra. Siempre tratamientos, peeling. Pero igualmente, en la época de eso (la supuesta violencia), yo no le hice un tratamiento. No se le podía hacer ni siquiera un peeling porque ella estaba empezando con todo lo del tratamiento para quedar embarazada. Por la fecha era imposible que ella se pudiera hacer algún tratamiento que le dejara algo, un hematoma, por ejemplo, porque ella estaba en pleno tratamiento. Es más, ya lo habíamos hablado anteriormente: no podía usar ácido ni nada que le pudiera hacer mal, y nada que no fuera apto para embarazadas.
— ¿Cuánto tiempo la atendiste a ella? ¿Te acordás más o menos de qué fecha?
— Desde que la conozco, desde 2016 hasta 2023. Siempre. Soy su cosmiatra, siempre fui su esteticista. Siempre le hice tratamientos en las piernas, radiofrecuencia, drenaje linfático, masajes.
— ¿Y vos la viste alguna vez golpeada a ella?
— Sí, la vez esa que fue lo del ojo.
— ¿Vos la viste con ese golpe, con ese moretón?
— Sí.
— ¿Ella te dijo algo?
— Cuando le pregunté, me dijo solamente que había sido Alberto sin querer.
— ¿Le creíste? ¿Te pareció lógico?
— La verdad es que no le creí.
— ¿El moretón en el brazo lo viste?
— Sí, se lo vi, pero la verdad es que nunca le pregunté del brazo. Mi trabajo era ir, atenderla, y tampoco le estaba indagando sobre lo que pasaba en su vida.
— ¿Alguna vez te lo cruzaste a Alberto?
— Sí, sí, sí. Un par de veces. También le hice limpieza de cutis. Pero nada más.
— ¿Presenciaste alguna vez algún tipo de violencia?
— Mirá, la última vez que yo estuve, ella estaba hablando por teléfono con él y medio que discutieron. A los cinco minutos, él vino y abrió la puerta bruscamente. Él no sabía que yo estaba ahí y se sorprendió cuando me vio.
— Cuando te enteraste del caso, ¿te sorprendió?
— No, no me sorprendió. La verdad es que no me sorprendió. Es más, apenas salió todo en la tele, al otro día le dije que contara con mi apoyo, que yo sabía por lo que ella había pasado.
— ¿Y después volviste a hablar con ella?
— No, no, no volví a hablar con ella. Sé que en estos momentos es imposible, porque también ella debe estar cargada de un montón de cosas. No la quiero molestar. Solamente desde el primer momento le dije: “Contá conmigo, contá con mi apoyo” y que me solidarizaba con ella como mujer. Imagináte, tantos años atendiéndola, desde 2016 que la conozco.
— ¿Y con qué frecuencia ibas, por ejemplo, a Olivos?
— Desde Presidencia. A veces, si ella se iba a ir de viaje, iba un poquito más seguido. Después del embarazo, le hacía mucho drenaje para bajar todos los líquidos. Pero no sé muy bien el tema de la frecuencia, no me acuerdo. A veces pasaban 15 días, a veces pasaban 20 días, a veces pasaba un mes, a veces iba dos veces por semana, dos veces por mes.
— ¿Cómo la veías anímicamente? ¿Era una persona triste, alegre?
— Sí, un montón de veces la he encontrado triste porque obviamente después del tema de la foto no quedó muy bien. Pero nada más.
— ¿Vos no estuviste el día de la foto?
— No, no, no. Porque, aparte, fue en plena pandemia. Yo soy diabética, así que fue imposible salir.
— Cuando tuvo a su hijo, ¿algo cambió entre ellos? ¿Mejoró o estaba todo igual?
— No, yo creo que estaban unidos por el nacimiento del nene.
— ¿Siempre fue en Olivos la atención a ella?
— Sí, a ella siempre la atendía en Olivos.
— ¿Al departamento de Puerto Madero ibas?
— Sí, llegué a ir un par de veces.
— ¿Ahí cómo era la relación entre ellos?
— Nunca vi nada raro. Por los horarios, ni siquiera coincidía con Alberto. Pero la verdad es que fueron muy poquitas las veces, porque ya enseguida se fueron a Olivos.
— ¿Cómo la conociste a Fabiola?
— La atendía en un centro de estética de un doctor al que ella iba.
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