La medida pondría fin a un tratado vigente desde 1985 por el cual se acordó que el comercio exterior realizado por vía marítima entre ambas naciones se hiciera exclusivamente en buques de bandera de Argentina o Brasil
Luego de la desregulación de las actividades portuaria y marítima dispuesta por el ex presidente Carlos Menem, además del desguace de las grandes flotas mercantes estatales pertenecientes a las empresas ELMA e YPF, fueron muchas las navieras privadas que dieron por finalizadas sus operaciones. Con posterioridad, y después de algunos años de incertidumbre en el sector, se promulgó el decreto 1010/04 mediante el cual se permitió la llegada de buques de bandera extranjera para operar en determinados tráficos, a condición de que los mismos fueran tripulados con marinos argentinos y de este modo obtener un tratamiento fiscal idéntico a los de bandera nacional.
Si bien tenía una validez de dos años a la espera de una ley específica para la actividad, la medida continúa vigente hasta el presente y la actividad naviera nacional quedó reducida al cabotaje marítimo y fluvial con un agregado regional que se apoya en apenas un 5% de las cargas que se transportan por la Hidrovía Paraná -Paraguay, ya que el 95% del transporte fluvial está en manos de Paraguay, Brasil y Bolivia, y el flete transportado en buques nacionales o con tratamiento de tales que se realiza desde y hacia puertos brasileros en virtud del acuerdo hoy denunciado por el país vecino.
A las 13:00 horas del pasado viernes, el Subsecretario de Puertos, Vías Navegables, y Marina Mercante, Leonardo Cabrera, convocó a las autoridades de la Cámara Naviera Argentina, Centro de Navegación y SEMARBRA (Servicio Marítimo Argentina Brasil) para comunicarles el carácter definitivo e inapelable de la medida adoptada desde Brasilia a efectos de que procedieran a tomar las medidas empresariales que juzgasen convenientes.
” Argentina no prestó demasiada atención al tema del Acuerdo Marítimo del Mercosur, al dilatar la negociación durante décadas y mediando la gestión de varios gobiernos de distinto signo político”. “La posición de Uruguay en resguardo de los intereses del Puerto de Montevideo contribuyó a la pereza de Argentina para impulsar un acuerdo de carácter regional que fuera más allá de un convenio binacional -agregó-. Ahora lamentablemente la Marina Mercante Argentina queda reducida una expresión mínima, tal vez la peor en toda su historia y que la condena exclusivamente al flete nacional entre puertos nacionales y no me arriesgaría a decir que vaya a ser así por mucho tiempo más.”
Otras fuentes del sector indicaron que en momentos en los que el país se apresta a iniciar un proceso licitatorio para la concesión del dragado de la Hidrovía, la pérdida del mercado de fletes con Brasil sin lugar a dudas generará un desánimo en el sector empresarial a la hora de planificar inversiones y que por mucho que se pretenda recrear un régimen de reserva de cargas para la bandera argentina en la “autopista fluvial”, finalmente Paraguay se mantendrá como líder en el transporte fluvial de mercancías ante la falta de unidades argentinas.
Desde SEMARBRA, confiaron que las empresas nacionales que más sentirán el impacto de esta decisión unilateral de Brasil son: Arpez S.A, Agunsa S.A, Fluvialmar S.A, HORAMAR. S.A, MARUBA. S.A, Naviera Sur Petrolera S.A, Oceanmarine S.A y Petrotank. Estas representan un muestreo del tipo de mercaderías que se transportan bajo este acuerdo y que van desde productos pesqueros hasta combustibles, pasando por carga general seca, líquida y refrigerada de distintos orígenes. También se dejó entrever un profundo malestar con el manejo que la actual administración le está dando a toda la temática relacionada con el sector marítimo y portuario y alguien evocó el fantasma acerca del anuncio presidencial sobre potenciar la salida de productos argentinos por puertos chilenos.
Uno de los empresarios consultados deslizó que esta medida tomada en forma inconsulta con el sector empresario brasileño es contraria al sentir de los navieros de ambas banderas, que por estas horas trabajan en la redacción de un documento bilateral conjunto en el que expresan la necesidad para ambos países de contar con flotas mercantes nacionales sólidas, no sólo por cuestiones comerciales sino por motivos estratégicos. Las marinas mercantes suelen ser un apoyo insoslayable para las armadas en casos de conflicto. “En vísperas del tan esperado encuentro entre los presidentes Bolsonaro y Fernández, este anuncio aparece al menos como extemporáneo”. Sostienen.
Las fuentes gremiales consultadas por este medio manifestaron su preocupación y no descartan que la brusca reducción de servicios que el fin del convenio binacional traerá aparejado repercuta directamente en pérdidas de puestos de trabajo para cientos de marinos argentinos, lo que los lleva a considerarse en estado de alerta. La Secretaría de Transportes por su parte reconoce que el tema excede a su ámbito de incumbencia y descarga las posibles gestiones para revertir la medida en cabeza del canciller Felipe Solá.
El intercambio anual en el comercio marítimo bilateral ronda los 20.000 millones de dólares, con resultados que de acuerdo al período de que se trate arrojan superávit o déficit para Argentina en una franja que oscila en uno u otro sentido en U$S 700 millones. El valor de los servicios relativos al flete marítimo ronda los U$$ 1000 millones a los que se agregan los importes correspondientes a servicios conexos a la operación de los buques en ambos países, a saber, provisiones, combustible, talleres navales, agenciamiento y otros.
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