El Gobierno puso a la venta el 100% de las acciones de la primera unidad de negocios. ¿Qué activos controla la estatal y quiénes están detrás?

El Gobierno comenzó con la privatización de Energía Argentina S.A. (Enarsa) con la venta del 50% de Citelec S.A., la controlante de Transener, la compañía que maneja la mayor red de alta tensión de energía de la Argentina. Es un negocio de sólo USD 200 millones que desató una carrera de empresas, porque se trata de un sector estratégico: el transporte de la energía y la definición de cuadros tarifarios.
El valor bursátil de Transener es de alrededor de USD 900 millones. El Estado controla un cuarto de sus acciones, el otro 25,5% está en manos de Pampa Energía, de Marcelo Mindlin —uno de los empresarios más cercanos a Javier Milei—; el 19,57% es de la Anses, y el resto, repartido entre accionistas.
El decreto publicado el último viernes en el Boletín Oficial dio prioridad a la compañía de Mindlin para que se desprenda de sus papeles. Esa parte la dejará a través de un concurso público nacional e internacional al jugador que gane la pulseada.
La estrategia detrás de la venta de Enarsa
La maniobra de la administración libertaria, que ya avisó que se retirará en etapas de todos los activos que maneja Enarsa, es parte de una estrategia más grande que piensa para el sector energético: salirse como regulador de precios mayoristas y dejar que los privados hagan sus propios contratos, desprendiéndose de la determinación de los precios de las tarifas, algo que también es una exigencia del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para las empresas es un negocio jugoso. Se meten en una cadena virtuosa en la que a la infraestructura ya la invirtió el Estado, que siempre fue dueña de la firma y que en gestiones anteriores la utilizó para ser testigo del mercado y marcar la pauta de los precios. Enarsa fue creada en 2004 y hoy se dedica a la importación y comercialización de Gas Natural Licuado (GNL), la realización de obras de infraestructura y la generación y el transporte de energía eléctrica. Gestiona y administra activos mega valiosos: el gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner); las plantas térmicas (Timbúes y Manuel Belgrano), construye represas, comercializa la energía de Yacyretá y Salto Grande (entes binacionales), y opera el Gasoducto del Noroeste Argentino.
Quiénes estarán en la carrera por Transener y Enarsa
A esa primera pulseada por Citelec estarán presentes actores de peso en el sector. Según fuentes conocedoras del rubro, consultadas por PERFIL, los principales jugadores serán los locales, como Pan American Energy (PAE), de la familia Bulgheroni; Edenor, de José Luis Manzano; e incluso Pampa Energía, de Mindlin. Si bien la ley 24.065 que regula el mercado eléctrico prohíbe que compre la participación de Enarsa en esa unidad de negocios, porque es a la vez generadora de energía, a través de varias centrales térmicas, hidroeléctricas y parques eólicos, en 2005 logró operar en ambos segmentos y también en el de la distribución, a través de excepciones. Para eso, el Gobierno debería dictar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
Por ahora, la firma del empresario cordobés asegura no tener información acerca de la intención de crear un puente para la adquisición del 100% de Citelec. Por magnitud, YPF podría ser otra participante, pero fuentes de la compañía negaron la intención. Entre las internacionales que ya tienen presencia en el país, Edesur podría ser otra de las oferentes, pero voceros de la empresa tampoco brindaron información ante la consulta de este medio.
Otros gigantes de la industria consultados por PERFIL ven poco atractivo el negocio del transporte de la energía porque buscan evitar mantener vínculos con la política de subsidios del Gobierno.
El traspaso de los negocios al sector privado y qué puede pasar con las tarifas
Para el exsubsecretario de Energía Federico Basualdo el objetivo de la privatización tiene como epicentro a Transener, “uno de los activos más importantes y estratégicos que tiene el Estado, considerando también que todas las obras de infraestructura las hizo el Estado”. En 2019, durante la presidencia de Mauricio Macri, el Gobierno amagó a desprenderse de su participación en la transportadora energética, pero luego desestimó la maniobra por la crisis económica y presiones políticas.
“Es una maniobra enmascarada en la reducción estatal, que tiene la intención de transferir negocios a un privado”, añadió el especialista, en diálogo con este medio.
Para el titular de la consultora especializada Paspartú, Juan José Carbajales, con la privatización de Enarsa habrá que prestar atención a cómo impactará el costo de la importación de GNL en el número final de las tarifas. “Hoy el Gobierno asegura que el usuario de segmentación N1 paga el costo pleno, pero es un precio que regula el Estado a través de un valor que pone la Secretaría de Energía. Sin Enarsa de por medio, el traslado de lo importado dependerá de los privados”, explicó.
“Es una decisión puramente ideológica y con tintes recaudatorios. Si Enarsa es deficitaria, la razón es pura y absolutamente de decisión política de canalizar ahí los subsidios a la importación de gas y algunos del Plan Gas.Ar”, advirtió en diálogo con este diario.
Y agregó: “Evidentemente hay un objetivo recaudador (venta de acciones en Transener), complementado con una visión ideológica del rol subsidiario del Estado en la economía. La receta de los años 90 que el primer tiempo de Macri no pudo completar y el gobierno de Alberto y Cristina Fernández no supo blindar y robustecer”.
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