A medida que los hombres envejecen, las concentraciones de testosterona decaen
La andropausia es popularmente conocida como la “menopausia masculina”, en comparación a la etapa de la vida en la que las mujeres comienzan a experimentar una disminución natural de las hormonas reproductivas de manera cada vez más evidente.
LA NACION consultó a distintos expertos al respecto y coincidieron en que el inicio del período de andropausia no es “abrupto” y que suele ocurrir entre los “50 y 60 años”, con algunas excepciones.
Asimismo, los especialistas consultados aseguran que las principales causas de consulta en este período de la vida responden a la disminución del deseo sexual y en la baja del rendimiento muscular.
“Al igual que en las mujeres, en las cuales la pérdida de la función ovárica lleva a una etapa de la vida que se llama menopausia, a medida que los hombres envejecen, las concentraciones de la principal hormona sexual masculina, producida en gran parte en los testículos, que es la testosterona, decaen. Esto ocurre fundamentalmente entre los 50 y 60 años”, precisa a LA NACION Ramiro Heredia, médico clínico del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En este sentido, Heredia agrega que, de acuerdo al relato de los pacientes, “es muy común la consulta por la percepción de disminución de la fuerza muscular (muy distinta al pico de masa muscular que los hombres en general tienen entre los 30 y 40 años), y por alteraciones en la función sexual desde la disminución de la libido como la potencia la potencia sexual”.
Por su parte, Mariano Cohen, médico experto en urología y jefe de la división Andrología del Hospital de Clínicas de la UBA, dice en diálogo con LA NACION que “el paciente con andropausia suele consultar por falta de deseo sexual y también puede presentar síntomas de astenia, adinamia, menos fuerza y más cansancio”.
El procedimiento clínico para determinarla
Cohen explica en detalle el procedimiento clínico habitual: “A los pacientes de más de 50 años les pedimos un estudio de las hormonas sexuales (básicamente testosterona total, libre y biodisponible), como para saber si realmente tienen andropausia y si es factible usar reemplazo hormonal para mejorar la sintomatología. A su vez, por tener más de 50 años, tenemos que hacer un control de próstata antes de realizar el reemplazo hormonal para saber si tiene riesgo o no de darle testosterona porque sabemos que los tumores prostáticos empeoran con la testosterona”.
Por último, Cohen analiza que muchos cambios que se le atribuyen a la testosterona podrían estar justificados, en gran parte, por el envejecimiento y que es justamente en estos casos en los que el aporte de testosterona no logra contrarrestar los cambios ni mejorar los síntomas más visibles de la andropausia.
El aspecto psicológico
Las consecuencias psicológicas de la andropausia son otro aspecto importante a tener en cuenta, especialmente en los hombres con más de 50 años, para evitar agregar presiones o miedos innecesarios. En este sentido, la psicóloga Lucía Bonifatti cuenta a LA NACION que “la disminución del deseo sexual muchas veces trae aparejado un estado de irritabilidad, de apatía, con principio de depresión o melancolía”.
Asimismo, explica que “los hombres en la etapa de andropausia pueden presentar conductas vinculadas a la necesidad de aislamiento y a la falta de interés por el encuentro en el ámbito social con los otros”.
En tanto, conocer las posibles sintomatologías y conductas que aparecen en esta etapa de la vida pueden colaborar en “disminuir los niveles de ansiedad ante lo desconocido”, considera Bonifatti.
Por la dificultad para mantener una vida sexual plena (o “normal”, como solían conocerla cada uno de los hombres antes del inicio de la andropausia) en conjunto con la aparición de diversas preocupaciones vinculadas a la virilidad, muchas veces se viven otros tipos de afecciones como consecuencia de la cultura patriarcal en la que estamos inmersos. ¿Qué se puede hacer? “Para empezar, informarse sobre los que provoca la andropausia en el cuerpo ya que el desconocimiento de los síntomas esperables de esta etapa no colabora en el estado anímico general. De este modo, al poder anticipar los posibles escenarios de padecimientos, sabiendo que, por ejemplo, puede haber una disminución en el deseo sexual y que eso no refiere necesariamente a otros motivos, puede colaborar a disminuir la ansiedad y la angustia”.
Con respecto de las oportunidades que pueden aparecer con la llegada de la andropausia, Bonifatti entiende que al bajar ciertos deseos puede dar lugar a una mayor introspección y a la posibilidad de redescubrirse en situaciones nuevas.
“Entendemos que el organismo está mutando y está bajo un cambio que socialmente tiene una carga extra por el rol que se le asigna a los hombres dentro de la cultura patriarcal, y por eso es fundamental mantener la calma; establecer rutinas estables, que puedan llevar adelante con la mayor disciplina posible; cumplir con patrones de sueño que pueden ir desde las 6 y 9 horas y enfocar en esas rutinas que les permitan mantener una cotidianidad sin entrar en los estados más apáticos y de aislamiento”.
Por último, recomienda especialmente a los hombres que “hagan el esfuerzo por encontrar aquellos intereses y vínculos que se ajusten a esta nueva etapa de la vida en vez de irse de los círculos sociales ante la disminución del deseo”.
Fuente: LA NACION
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