4 mayo, 2024

¿Ecuador va camino al modelo Bukele?: Noboa saca al ejército a la calle y replica la guerra contra las “maras”

El arco político y la población se encolumnan detrás del gobierno ante el creciente temor que infunden los grupos criminales en el país. Los casos de Honduras y México.

La guerra contra el narcotráfico declarada por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, desató la alarma por una “bukelización” del país con la adopción de los cuestionados pero exitosos métodos de Nayib Bukele en El Salvador contra las temibles pandillas centroamericanas.

Las escenas que mostraron a jóvenes ecuatorianos demorados en retenes militares son una pequeña muestra. Los soldados no intentaban solo documentar sus identidades. Buscaban tatuajes, señales de pertenencia a bandas criminales. Solo en el primer día de vigencia del decreto de declaratoria de conflicto armado interno fueron detenidos 329 “terroristas”, según la versión oficial.

“¿Ecuador puede ser un nuevo El Salvador de Bukele? Hay razones para pensar que sí, pero todavía no se ve con claridad ese otro lado autoritario, mesiánico, de hiperliderazgo e hiperpresidencialismo del presidente salvadoreño”, dijo a TN el analista político Franklin Ramírez, investigador del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Ecuador).

La guerra frontal contra el crimen organizado recién empieza. Más de 24.000 soldados salieron a las calles de todo el país para realizar controles y patrullajes por aire, mar y tierra. El miedo está latente en cada esquina. La iniciativa cuenta hoy con el respaldo de todo el arco político, aunque con matices. La adhesión popular es cada vez mayor ante la política de terror implementada por las bandas armadas. El escenario es muy similar al que vivía El Salvador antes de la asunción de Bukele.

Daniel Noboa se “bukeliza”: hasta dónde puede llegar la guerra contra el narcotráfico en el Ecuador

El presidente salvadoreño se encamina a una segura reelección el 4 de febrero. Su popularidad está por las nubes. Encarceló a decenas de miles de “pandilleros”, o sospechosos de serlo, en una masiva razzia contra el crimen organizado. La guerra no respetó derechos humanos y se cometieron severos abusos e injusticias, según denuncian la oposición y organismos internacionales. Pero el país centroamericano logró niveles de pacificación nunca vistos.

Bukele hoy controla los tres poderes del Estado. Además, logró que la justicia le permitiera buscar la reelección (prohibida por la Constitución) y le advirtió a Noboa que le será difícil replicar su modelo en Ecuador: “No es soplar y hacer botellas”, afirmó en su cuenta de X.

Para Ramírez, el presidente ecuatoriano empezó con el mismo pie que Bukele. “Hay una convocatoria a aplicar mano dura y a encarcelar a jóvenes excluidos y esto se presenta en las redes sociales y ante la opinión pública como una legitimización política de esta guerra. Esto está ya en curso y aparece como muy peligroso para una democracia ya debilitada”, analizó.

Los primeros días de este enfrentamiento frontal contras las bandas criminales, a juicio de Ramírez, presentan “rasgos que tocan el modelo Bukele, básicamente en el estado de excepción permanente, con el fin de garantías y derechos, así como la mano dura, esta idea de someter a los jóvenes cargados de estigmas y prejuicios a la violencia de las fuerzas de seguridad y su encierro en las cárceles”. De hecho, Noboa tiene en carpeta la construcción de dos megacárceles para alojar a los miembros de los grupos narcos, como hizo Bukele en El Salvador con la inauguración de la prisión más grande de América Latina.

El analista dijo que ahora habrá que esperar cuál es la respuesta del crimen organizado. “Las maras nunca tuvieron el poder de contestar el poder del Estado salvadoreño, algo que sí tuvieron los carteles mexicanos. Quizás esta guerra nos acerque más a un enfrentamiento al estilo mexicano”, afirmó.

El modelo hondureño: otro camino posible para Ecuador

Pero la “bukelización” total del modelo ecuatoriano dependerá de otros factores. El analista político Santiago Basabe, profesor de ciencias políticas de FLACSO-Ecuador, dijo a TN que todo estará supeditado a las acciones que asuma Noboa. “Si bien el camino podría estar abierto para que el gobierno tome una orientación de ese tipo, va a depender de la decisión del Jefe de Estado y de la aprobación de leyes que se requieren para que las fuerzas públicas asuman un rol más protagónico” en el combate al crimen organizado.

Tiziano Breda, coordinador asociado de Análisis para América Latina del Proyecto de Datos sobre Eventos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED), dijo a TN que será difícil que Ecuador se vuelva otro El Salvador y que Noboa se convierta en otro Bukele.

“Como primer punto, no tiene el mismo control sobre los poderes legislativo y judicial que tiene Bukele. Entonces se la va a dificultar la formulación y aprobación de reformas y de la extensión indefinida de un estado de excepción. En segundo lugar, las fuerzas de seguridad no están tan compactas y alineadas con el gobierno, como es el caso de El Salvador y, sobre todo, las instituciones no tienen el control de las cárceles, que están mucho más permeadas por intereses criminales que en el país centroamericano”, indicó.

Para el analista, que vivió muchos años en Centroamérica, hay otro elemento que pone en duda la “bukelización” de Ecuador. “Los grupos criminales de Ecuador aumentaron su capacidad de fuego y coordinación en los últimos años y son más peligrosos que los de El Salvador. Además, son mucho más numerosos y son más difíciles de rastrear porque tienen una distribución geográfica cambiante”, enfatizó.

Breda dijo que Ecuador “podría volverse otra Honduras. Allí el régimen de excepción decretado por el gobierno de Xiomara Castro no ha dado los resultados esperados y en algunas zonas la violencia ha recrudecido y los enfrentamientos incluso aumentaron”, afirmó.

El “modelo Bukele”, a juicio del analista, está perdiendo terreno en Honduras “básicamente por las mismas razones por las que fracasaría en Ecuador: falta de control del ejecutivo sobre los demás poderes del estado, menor capacidad estatal, nulo control en las cárceles y un diferente panorama criminal”, concluyó.