5 mayo, 2024

Casi el 40% del precio de las naranjas se va en impuestos.

La Nación, las provincias y los municipios se llevan el 38,3% del precio final en impuestos, mientras que al productor de naranjas le queda el 22%.

El 38,3% del precio promedio del kilo de naranjas corresponde a impuestos nacionales y provinciales y tasas municipales, con lo que el Estado en sus tres niveles es el principal beneficiario cada vez que un consumidor compra la fruta, de acuerdo con un relevamiento realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

La carga impositiva es incluso superior a la parte que le queda al productor, en promedio un 22%, en una cadena que se completa con un 16,7% para la verdulería, un 14,1% para el Mercado Central y 8,9% para el empaque.

Dentro de ese 38,3% de impuestos totales, el 83,7% de la carga tributaria es nacional (32,06% del precio final), mientras que el 16,3% restante (6,24% del total) es de índole provincial y/o municipal.

“La presión tributaria que tiene el productor agroindustrial argentino es una de las más altas a nivel mundial. Necesitamos poner en marcha una reforma impositiva integral para poder ser rentables y competitivos”, aseguró Eduardo Rodríguez, presidente de Economías Regionales de CAME.

Más allá del pedido del dirigente, la posibilidad de una rebaja en la carga impositiva es remota, si se tiene en cuenta que el viernes último la Nación y las provincias resolvieron prorrogar un año más la suspensión de la disminución de tributos, en el marco de la nueva versión del Consenso Fiscal.

En su investigación, CAME analizó la cadena de valor de la naranja fresca desde el productor, ubicado en este caso en la zona de Chajarí, Entre Ríos, hasta la comercialización del cítrico dulce en verdulerías y/o supermercados de la Ciudad de Buenos Aires.

Las etapas de la cadena identificadas fueron:

– Producción y empaque: implica las tareas de plantación, fertilización, cura, poda, raleo y desbrote; como también de cosecha y traslado, limpieza, encerado y clasificación.

– Intermediación (Mercado Central de Buenos Aires): involucra tareas de traslado desde el galpón de empaque, descarga y traslado dentro de las distintas naves del Mercado, y comercialización a externos.

– Comercialización (verdulerías y/o supermercados de CABA): supone tareas de compra y traslado desde el Mercado Central hacia el establecimiento de venta, mantenimiento del lugar y costos generales.

CAME señaló que en lo que va de 2020 “tanto la naranja como otros cítricos dulces han tenido un reacomodamiento de precios por el significativo atraso en los precios de origen; situación que conllevó una rentabilidad negativa para el productor citrícola en años anteriores”.

En ese sentido, en los últimos 3 meses del 2020 el precio promedio del kilo de naranja en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) fue de $64,3. Del valor final, el productor explica el 22% ($14,1), el empacador el 8,9% ($5,6), el puesto en el Mercado Central el 14,1% ($9,1) y la verdulería y/o el supermercado el 16,7% ($10,8). Por su parte, la presión tributaria del Estado, en sus tres niveles, asciende a 38.3% ($24,7).

“La asfixiante carga fiscal no solo pone en jaque a los citricultores, sino que está generando una considerable pérdida de rentabilidad en todos los complejos productivos del interior de nuestro país”, alertó CAME.